"Nos preocupa más la España real que la prima de riesgo"
El Gobierno se dirigió a los españoles, en medio de una espiral de incertidumbre, para agradecer su trabajo diario y solemnizar: "Saldremos adelante".
Todos los días hay malas noticias. Los españoles se han acostumbrado a vivir de sobresalto en sobresalto, con informaciones nacionales y extranjeras poco menos que apocalípticas, anunciando el fin del sistema casi a diario y provocando una alarma real en el ciudadano de a pie. En la peor semana para el Ejecutivo, con la prima de riesgo desbocada y el bono a diez años acariciando la peligrosa línea roja del 7%, su portavoz quiso bajar al asfalto de la economía "real" para lanzar un mensaje nítido entre tanto nubarrón: "España va a salir adelante".
Casi al término de la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, cuando ya había despejado los principales balones sobre la economía macro -no quiso entrar sobre la posibilidad de que de forma inminente el Banco Central Europeo inyecte liquidez ante la salida de Grecia de la zona euro, aunque en el gabinete se da por seguro-, Soraya Sáenz de Santamaría se refirió al país que "todos los días trabaja para salir adelante" y que, en ocasiones, queda "olvidado" para hacer más caso a los mercados.
La vicepresidenta se envolvió en la bandera de todos para hacer una encendida defensa no del Gobierno y sus reformas, que también, sino de esa ciudadanía que “está detrás” y que, aunque preocupada -“Cómo no va a estar preocupada”, admitió en conversación informal con este diario-, hace todo lo posible para levantar la economía.
Lo primero que hizo fue recordar lo hecho en el pasado; a partir de ese 1996 en el que el país, también heredado de manos socialistas, presentaba una quiebra real, con un 23% de paro. Pero, en unos meses y tras "muchísimas reformas estructurales", cumplió con los requisitos de la Unión Europea y acabó convirtiéndose en un referente de crecimiento. Volviendo a la época actual, y sin olvidarse de la lacra de un desempleo que afecta a más de cinco millones de compatriotas, Sáenz de Santamaría pidió mantener la "serenidad" que demuestran los españoles ante "lo que leemos todos los días" y que nos descubre un escenario que bien se asemeja "al final del apocalipsis".
"Cuesta mucho, no se hace de la noche a la mañana, pero hay una ciudadanía detrás", afirmó, para a renglón seguido rechazar "los bandazos" del pasado y defender el programa de ajustes del Ejecutivo, con la idea siempre detrás de que afecta a los españoles. "Lo que nos preocupa es la España real, es su empleo" y no "si sube o baja la prima de riesgo", solemnizó, en lo que se convirtió en toda una declaración de intenciones; en un intento de acercarse a los ciudadanos tras jornadas hablando solo de las frías cifras. "Este Gobierno va a apoyar a toda esa gente", añadió la vicepresidenta, que se prolongó en su exposición para incidir en que "se va a salir adelante" porque "el pueblo español no ha cambiado" y lo que se hizo entonces, en 1996, puede volver a repetirse.
Sáenz de Santamaría quiso así insuflar ánimos en vísperas de una semana decisiva, con las elecciones helenas como punto de partida y en la que Mariano Rajoy estará buena parte de ella fuera de nuestras fronteras consecuencia de una apretada agenda internacional. La portavoz sacó a colación tanto la prima de riesgo como las dificultades que atraviesan las entidades financieras para echarse encima la cruda realidad y afirmar que "vivimos momentos difíciles" y de "incertidumbre" en la zona euro, pero se basó en la misiva remitida por el presidente a los líderes europeos para explicar que la postura oficial no ha variado de lo que allí queda escrito.
Medidas a corto plazo, como la inyección de liquidez por parte del BCE, como a medio y largo plazo, como ceder soberanía a cambio de unidad bancaria y fiscal. Para el Ejecutivo es inviable que Bruselas se quede impasible ante los ataques que están sufriendo determinados países miembros por parte de los mercados. En este debate, la vicepresidenta se agarró a que los vaivenes del diferencial con el bono alemán no afecta a la deuda soberana; cuya solvencia se calibra en los momentos de subastas, y que hasta la fecha han ido bien. Eso sí, Moncloa es consciente de que hasta este hecho puede cambiar si no amaina.
De nuevo, muchos puntos quedaron guardados en el cajón del Consejo de Ministros. Al final, no se llevó a deliberación -o si fue así, no se informó de ello- el informe sobre la eliminación de empresas públicas y tampoco se anunció una subida de impuestos. Fue un viernes sin grandes sorpresas, solo con una reforma de la ley de transportes terrestres como titular. Pero la vicepresidenta insistió en que vendrán nuevas medidas, en el marco de un acuerdo alcanzando con la Unión Europea para que, el pasado fin de semana, España no sufriera un rescate total, sino una ayuda a la banca enferma, cuyos datos finales se conocerán el lunes, con Rajoy participando en el G-20.
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