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Soraya viajó a Washington para participar en el club Bilderberg

Antes de cerrar los despachos con Geithner y Lagarde, ya había recibido la llamada del club Bilderberg para participar en su reunión.

El club Bilderberg tiene sus normas. La verdadera razón de que la vicepresidenta viajara esta semana a Washington es que había sido invitada. No se podía decir hasta que la organización diera la lista de invitados, que incluye a otros tres españoles (el comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia; y los consejeros delegados de Caixabank, Juan María Nin, y de Prisa, Juan Luis Cebrián). La cita fue acordada a primeros de año y una vez confirmada se diseñó una agenda paralela  para darle más consistencia  al trayecto.

Soraya Sáenz de Santamaría despachó con el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, -lo que viene a ser el ministro de Economía y Finanzas- y con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde. Junto a ella viajó un reducido grupo de asesores, compuesto por un responsable diplomático y otro económico. Y solo para estar con ella en la primera parte de su estancia, ya que al club no puede ir con acompañantes.

Este hecho demuestra, más si cabe, la total confianza que en su número dos tiene el presidente. La vicepresidenta ya intervino en la reunión organizada por la prestigiosa fundación Konrad Adenauer para analizar la crisis europea, que se celebró en Santiago de Compostela. Ahora, despachará con algunas de las personas más ricas e influyentes  en un hotel de la localidad de Chantilly (Virginia), a cuarenta kilómetros de la capital estadounidense.

Su asistencia estuvo en el aire hasta el último momento. La situación de crisis económica, con la prima de riesgo disparada por encima de los 500 puntos, hizo que el equipo de la vicepresidenta no diera el visto bueno hasta una vez confirmadas las citas con Geithner y Lagarde. Entonces, se dio el plácet final, lo que llevó al hecho de que, por primera vez, no compareciera al término del Consejo de Ministros.

El Gobierno asegura que Sáenz de Santamaría es una perfecta portavoz económica. De hecho, la economía lo centra absolutamente todo para el gabinete de Rajoy y ella semana tras semana avanza las reformas puestas en marcha. Así, echa una mano a Luis de Guindos; hasta la fecha el ministro más proclive a coger el avión y mantener reuniones al más alto nivel para afianzar la confianza en el extranjero. Según su entorno, explicará la situación real de España y reclamará la entrada de capital extranjero, una vez argumente que el país es solvente y fiable.

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