El presidente del Gobierno no se movió de sus tesis. Cuando tomó la palabra ante sus homólogos comunitarios, repitió una por una las ideas expuestas pocas horas antes ante Fraçois Hollande en Francia: España cumplirá con el objetivo del déficit público, seguirá con las reformas necesarias -que incluirán políticas de crecimiento- pero lo prioritario, a su juicio, es que el Banco Central Europeo mueva ficha para que la deuda deje de ser un problema para el eurogrupo.
Alrededor de las dos de la madrugada, tras una intensa reunión en la que chocaron los trenes francés y alemán, Mariano Rajoy compareció brevemente ante los periodistas. El jefe del Ejecutivo defendió un discurso propio, si bien de sus palabras se desprende que está más cerca de las tesis de Angela Merkel. Su sintonía llegó al culmen en Chicago el pasado fin de semana, cuando constataron que tienen una opinión muy similar sobre cómo salir de la crisis. Según fuentes gubernamentales, la delegación española llegó a conseguir un apoyo de Berlín para presionar al BCE a fin de que compre deuda e inyecte liquidez. También de otros países.
El presidente salió satisfecho de la reunión pese a que de la cumbre comunitaria no surgió una orden concreta al Banco Central. Asegura el Gobierno que ese no sería el procedimiento, pero insiste en que el mensaje ha calado. "Hemos cumplido, hemos hecho todo lo que teníamos que hacer. Hemos sido un alumno ejemplar. Ahora le toca el turno a Bruselas", exponía, antes del resultado de la cita, un cargo del Ejecutivo.
Cansado tras una jornada muy intensa, que empezó muy temprano a consecuencia de su escala en París, Rajoy dijo respetar la independencia del BCE, pero consideró "capital" su colaboración para sostener las deudas públicas. Por primera vez, utilizaba las palabras prohibidas y ya se dirigía directamente al organismo que dirige el italiano Mario Draghi. "Hay algo que es capital. Si las deudas públicas no se pueden sostener tenemos un problema, pero esa es una decisión que corresponde al Banco Central Europeo y que ya tomó en alguna ocasión", fueron sus términos exactos.
Sea como sea, pero España cree que no se puede demorar más su actuación. Este miércoles volvió a ser muy complicado en los mercados, con la prima de riesgo por encima de los 480 puntos. Rajoy argumentó a puerta cerrada que no puede competir ante un diferencial tan elevado. "Liquidez y sostenibilidad de la deuda", insistió en su turno de palabra.
Junto a Hollande utilizó palabras muy gruesas, casi dramáticas: "No podemos vivir" con los diferenciales actuales, dijo. "No se puede vivir así por mucho tiempo", añadió. "Europa tiene que dar respuesta. Es lo más importante para mí en el día de hoy", avanzó, como después expuso ante los veintisiete. Si algo no le pueden recriminar al presidente español es que haya cambiado su discurso.
Sobre la discusión de los eurobonos entró de puntillas. Lo hizo porque, a su juicio, no solucionaría los problemas actuales. Es un debate, interpreta, que se puede plantear a medio plazo, pero no en estos momentos. Lo que el presidente buscaba de esta cita es que la UE articule algún mecanismo para que no se repitan semanas como la pasada, cuando la prima de riesgo superó el umbral de los 500 puntos.
La cumbre "no tenía como objetivo tomar decisiones", destacó el propio Rajoy, evitando que la misma se entendiera como un éxito o fracaso en sus pretensiones. Las decisiones se tomarán en otro cónclave que tendrá lugar a finales de junio, y en el que el Consejo Europeo dará su veredicto sobre los programas económicos de los diferentes países. En el caso de España, se compromete al 5,3% de déficit para el año en curso, como así se reafirmó el presidente. El Gobierno asegura que cada vez tiene más peso en el corazón comunitario.