"¿Qué ocurriría si barcos armados españoles intentasen impedir que pescasen barcos británicos en aguas británicas?" se preguntaba Margallo este martes, planteando un intercambio de papeles en la polémica que acontece en aguas gibraltareñas, y evidenciando el malestar reinante por los últimos acontecimientos en torno al Peñón.
El próximo martes el jefe de la diplomacia española tendrá oportunidad de trasladar personalmente a las autoridades británicas esta desazón, en la reunión que mantendrá con su homólogo William Hague, concertada al efecto para tratar el asunto de Gibraltar. Esta será una cita clave en la agenda exterior del Gobierno, porque aunque muchos pensaron que el contencioso se mencionaría en la reunión entre David Cameron y Mariano Rajoy en Chicago, hace tiempo que, tal y como ha aclarado este martes García-Margallo, este es el único asunto que no recae sobre la potestad de los primeros ministros, sino sobre los titulares de Exteriores de ambos países.
Aunque Gibraltar supone uno de los asuntos prioritarios del actual Ejecutivo, la concurrencia de circunstancias en las últimas semanas han acelerado la petición de este encuentro a Reino Unido. La abrupta anulación del viaje de la Reina Sofía a Londres evidenció el clima de malestar en lo tocante al Peñón, que se ha ido agudizando con las llamadas de la Royal Navy a la Guardia Civil, instándoles a abandonar las aguas próximas a Gibraltar.
Pero ¿qué es exactamente lo que le planteará el ministro de Asuntos Exteriores a William Hague? Aunque la postura de García-Margallo quedó retratada en aquel '¡Gibraltar español!' resonando en Downing Street, la realidad indica que las demandas españolas están obligadas a rebajar el tono en pos del interés estratégico de mantener a Reino Unido como aliado natural en la Unión Europea. Por ello, el titular de Exteriores ha subrayado que acudirá a la capital británica con "voluntad de diálogo, negociación y buen entendimiento" aunque sin dejar de lado el "respeto a los pescadores españoles que pescan en sus aguas".
Los ejes de las demandas españolas
En líneas generales, García-Margallo acudirá con una hoja de ruta basada en tres puntos fundamentales, según ha explicado este martes en Madrid.
- Regreso al acuerdo de 1999
El jefe de la diplomacia española defenderá ante su homólogo la necesidad de volver al convenio de pesca de 1999 entre las autoridades gibraltareñas y las cofradías gaditanas. Margallo valoró que se trataba de un marco "satisfactorio" porque coincide con la postura de la diplomacia española, basada en el artículo 10 del tratado de Utrech sobre el problema de aguas.
Reconoció que este acuerdo "no formal, no escrito" no resolvía el origen de las desavenencias, originadas en la postura de Reino Unido "que entiende que por aplicación de la convención de la ley del mar tiene una milla y media hacia Algeciras y tres millas hacia mar abierto"; pero reducía los conflictos. Margallo acusó al actual premier gibraltareño, Fabian Picardo, de "dinamitar" este acuerdo, ya que según el ministro "hizo toda su campaña sobre la base de que la actitud de Caruana era una cesión de soberanía hacia las autoridades españolas".
- Defunción del eje tripartito
El pasado febrero, José Manuel García-Margallo declaró la 'defunción' del Foro trilateral (España, Reino Unido y Gibraltar) ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, inaugurando así una nueva estrategia en el contencioso. Aunque este cambio de rumbo le fue comunicado al premier británico a través de varias cartas en los primeros meses del año, el ministro de Exteriores tratará de avanzar terreno, y trasladará a su homólogo que "España no asistirá a un Foro tripartito en que estén en igualdad de condiciones España, Reino Unido y Gibraltar", según ha asegurado Margallo. "El Foro tripartito no existe", zanjó.
La intención es dar por finiquitadas las líneas de actuación de su predecesor en el cargo, Miguel Ángel Moratinos. El exministro intercambió correspondencia con el entonces ministro Jack Straw en las que España se mostraba conforme con la oferta británica, que adjudicaba a las autoridades del Peñón el poder de vetar el inicio de las conversaciones sobre la soberanía de este territorio. Margallo ha aludido a estas cartas, asegurando que las pretensiones de Straw "no son coherentes, ni con el proceso de Bruselas ni con las resoluciones de Naciones Unidas. Una cosa es que el resultado de la negociación las autoridades británicas lo puedan someter a consulta de las autoridades de Gibraltar y otra conceder un veto a la iniciación de esas conversaciones", consideró.
- La soberanía del Peñón
La oferta de España para modificar la estructura de negociación y diálogo supone pasar de tres a cuatro participantes, rediseñando así el Foro trilateral que quedaría compuesto por España, la Mancomunidad de Municipios del Campo, Gibraltar y el Reino Unido. O como dijo Margallo "dos banderas y cuatro voces".
No obstante, el Ejecutivo español pone un condicionante añadido: este Foro no discutirá cuestiones de soberanía. "Entendemos que las cuestiones que se pueden tratar con las autoridades de Gibraltar son cuestiones que no afecten a la soberanía, incluido a la soberanía de las aguas, y que debe haber un contacto entre las autoridades locales", explicó Margallo. De abordarse tal extremo, quedaría en manos de Reino Unido y España.