Para el presidente del Gobierno, no existen motivos reales para que España pudiera ser intervenida o la tutela de la Unión Europea avanzara un peldaño. Tampoco que se diera el caso de un corralito al estilo de Argentina. En los últimos cinco meses, entiende que el país se ha sometido al programa de reformas más duro y profundo de los ejecutados por el resto de naciones en este periodo de crisis, y por ello asegura sentirse tranquilo por el rumbo tomado, que mezcla medidas de austeridad con otras de crecimiento.
Pese a ello, Mariano Rajoy es consciente de la situación extrema que atraviesa el país, en el lado de los débiles después de que "durante los últimos años no se haya hecho el trabajo que se tenía que hacer y hayamos mentido con descaro", en voz de un asesor gubernamental. Sabe, como así lo dijo Luis de Guindos, que es inviable una prima de riesgo en niveles de rescate -no ya con picos de 500, sino de 400- y con la Bolsa en permanente retroceso.
La presión en los mercados provoca una honda preocupación en el Ejecutivo pero Rajoy insiste en la calma porque, argumenta, ha hecho todo lo que está en su mano. Así lo dijo este jueves públicamente, con la prima de riesgo por encima de los 500 puntos, y también se lo ha transmitido a los grandes de Europa, con quienes ha estado despachando estos días. Moncloa atestigua que en la Unión Europea, y por ende en su corazón, Bruselas, se confía en Rajoy y en sus planes. Por eso da tanta rabia a algunos portavoces que no hagan algo, que no escenifiquen algún gesto de apoyo, ante un huracán con epicentro en Grecia pero que tanto está afectando a España.
En las últimas dos semanas, Rajoy conversó tanto con jefes de Estado y de Gobierno como con autoridades comunitarias. Habló con su aliada la canciller alemana Angela Merkel -con quien llega a despachar más de una vez a la semana- y también con el francés François Hollande. También tuvo conversaciones con el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, con el responsable del Banco Central, el italiano Mario Draghi, y el presidente de la Comisión -con el que tiene una relación de amistad-, Durao Barroso.
A todos les expresó lo mismo, y por ello recibió un espaldarazo privado; el Gobierno español ha metido en cintura a las comunidades autónomas, ha ajustado sus presupuestos en materias tan sensibles como Educación y Sanidad, está eliminando todo lo que pudiera ser superfluo... pero, sobre todo, ha reformado el mercado laboral y el sistema financiero, llegando a nacionalizar Bankia. Incluso ha devaluado como marca al Banco de España y dos entes internacionales se están encargando de auditar las partidas de la banca nacional. Todo, inciden, en cinco meses, más lo que viene en camino, subraya el entorno de Rajoy.
El jefe del Ejecutivo hará que su mensaje no se escuche únicamente por teléfono. A diferencia de su antecesor, José Luis Rodríguez Zapatero, su agenda internacional sí es de primer orden. La próxima parada es en Chicago este domingo, para participar en la cumbre de la OTAN. Además de mantener diversos encuentros bilaterales, volverá a sentarse con Merkel. Y qué duda cabe que, en las circunstancias actuales, la segunda de las citas es más decisiva. Moncloa espera un apoyo cerrado de Alemania, como así se transmite en privado.
Con Hollande se verá las caras, por primera vez, en París el próximo día veintidós, en vísperas de la cumbre de la UE convocada en Bruselas para mediados de la semana próxima. El Gobierno insiste que la relación con Francia será "buena, como siempre" y recuerda que España siempre ha defendido políticas de creación de empleo, pero que esto no implica cumplir con la disciplina fiscal. "No son incompatibles, más bien todo lo contrario", destacan.
Las diferentes oficinas de presidencia, en especial la de Exteriores, sirven de resorte a Rajoy para que su discurso cale más si cabe. Jorge Moragas y se equipo despliegan casi a diario una red total de contactos para que se tenga en cuenta a España.
Con todo, en el Gobierno constatan que no es suficiente y que el país sigue siendo epicentro de los ataques como si todo se tratara de un efecto dominó en el que, tras Grecia, ahora nos tocara el turno. Pero creen que, a diferencia de antes -cuando Rajoy tomó las riendas del poder-, ahora pueden decir bien alto que la senda es la correcta, por lo que la pelota está en el tejado de Bruselas. "Me gustaría que hubiera un mensaje claro y contundente sobre el proyecto del euro y la sostenibilidad de la deuda pública de todos los países europeos... España está haciendo sus deberes", pronunció el presidente en los pasillos del Congreso.