Este "detalle" de la cacería del Rey, en la que necesitó realizar siete disparos para abatir a un gran elefante de cincuenta toneladas de peso, nos está indicando la senectud del personaje, que no es capaz de acertar en el centro de la enorme cabeza del animal abatido.
Es como el caso de esos toreros que, entradas en la madurez, y sin reflejos ni condiciones físicas, se empeñan en seguir toreando y, al entrar a matar, muertos de miedo, no se cansan de estoquear a sus víctimas, pinchando en hueso o, finalmente, después de más de una docena de intentos, "asesinar" al pobre morlaco de un bajonazo, atravesándole los pulmones.
Lo malo es que, al entrar el monarca en una vejez prematura, no sólo se resienten sus pésimas condiciones físicas, sino también las intelectivas, que por cierto, nunca fueron muy brillantes. El rey debe de abdicar, cuanto antes, en su hijo, que se encuentra en pleno uso de sus capacidades físicas y mentales.
¡´Qué barbaridad! Por favor,se trata del Rey.Fue un solo disparo; los otros seis fueron para rematarlo.
¡Cincuenta toneladas!
¿Pero dónde ha ido este hombre a cazar? ¿A Parque Jurásico?
...podia haber enviado un mirage...y se ahorraba el viaje....