En política, los gestos en ocasiones valen más que mil palabras. Y Mariano Rajoy protagonizará uno especialmente significativo este fin de semana, cuando participe en el congreso del PP de Madrid para escenificar su apoyo sin fisuras a la candidatura de Esperanza Aguirre. Junto a él buena parte de la cúpula nacional del partido, así como integrantes del Ejecutivo.
En Génova admiten que el presidente no estará en todos los cónclaves autonómicos y locales del PP. Ni mucho menos. En principio, solo está confirmada su presencia en el de Madrid y, casi con toda probabilidad, también en el del País Vasco. Su agenda, cargada de viajes internacionales, no lo permite. Un hecho que hace más notable su presencia junto a Aguirre, que se presenta a la reelección como líder de los populares madrileños sin nadie que quiera hacerle sombra.
"Me presento para que mi partido siga comprometido con los valores, para que sigamos siendo un partido sin complejos, para que nuestro partido no se resigne nunca y quiera y sepa dar las batallas contra la supuesta superioridad moral de la izquierda", defendió Aguirre, cuando anunció a los suyos que volvería a dar el paso. En este sentido, si algo se elogia de puertas para adentro a la presidenta, es su "valentía" para abrir debates importantes, pero espinosos.
Así lo pusieron de manifiesto varios barones autonómicos cuando puso encima de la mesa la posibilidad de ceder competencias al Estado. Qué duda cabe que, a veces, esa "valentía" le ha costado más de un disgusto ante Rajoy, si bien el presidente es consciente del "tirón" de Aguirre en la Comunidad de Madrid. Aún más, según su entorno, se suele quedar "impresionado" por la capacidad de movilización que tiene entre las bases.
La dirección del PP y el Gobierno también escenificarán el cierre de filas. Demostrativa será la presencia de Alberto Ruiz Gallardón. El ministro de Justicia, antaño alcalde de Madrid, protagonizó diversas y sonoras fricciones con Aguirre, si bien la relación se ha ido relajando con el paso de los meses.
La intención de Aguirre no es otra que mantener la comunidad como gran feudo del PP. Y para ello, sin duda, volverá a echar mano de su ya mítico "pico y pala".