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Arenas, ante su mayor reto: conquistar Andalucía

Empieza la cuenta atrás. Arranca la campaña electoral en Andalucía con un solo grito en voz del PP: "Cambio". Arenas tendrá a su lado a Rajoy.

La última gran batalla se libra en Andalucía. El PP aspira a dibujar la ola más grande de la marea azul que dio inicio el pasado veintidós de mayo, cuando la casi totalidad de comunidades y ayuntamientos pasaron a su control. El PSOE centra todas sus energías en que Javier Arenas no logre la mayoría absoluta para así pactar con IU y vender la teórica proeza como ejemplo de recuperación e, íntimamente relacionado, como primer signo de desgaste de Mariano Rajoy como presidente.

Que el 25-M se hablará andaluz no lo ponen en duda ni los asturianos, que también acuden a las urnas. Lo hacen después de que su Gobierno, presidido por Francisco Álvarez Cascos, no pudiera aprobar sus Presupuestos, y con la batalla de fondo del exministro con el que fuera su compañero de gabinete y hoy inquilino de la Moncloa. Pero, cabe insistir, todos los focos están puestos en la región del sur.

El último feudo socialista. El bastión rojo que parecía no caer nunca. O casi. El presidente fue taxativo cuando, solo unas horas antes de la tradicional pegada de carteles, le preguntaron en Palma de Mallorca: "¡Ganamos!". Pero esto no basta: "Con mayoría absoluta", apostilló. Así lo auguran sus encuestas para consumo interno, pero el CIS rebaja la euforia y habla de mayoría no suficiente.

Rajoy no quiere sustos y se implicará como si fuera algo personal. De hecho, lo es por varios factores. Andalucía fue su refugio cuando su liderazgo era aún puesto en duda y Arenas su gran protector. Y lo es, también, porque todo lo que no sea arrasar en las urnas se verá como un signo de debilidad de su Ejecutivo. Por ello, tendrá dos actos en el primer día de campaña en Málaga y otro, el sábado, en Almería. Sevilla o Cádiz serán otros de sus destinos. Además, muchos de sus ministros, como el mediático Alberto Ruiz-Gallardón o los andaluces Cristobal Montoro o Fátima Báñez, cogerán en más de una ocasión el AVE.

El PP con el mayor poder territorial de la historia. Eso es lo que está en juego, y Arenas está llamado a ser el protagonista del cambio: "Mi enemigo no es el PSOE, es la crisis y el paro", proclamó poco después de las doce de la medianoche en Algeciras, arropado por cientos de simpatizantes. "Quiero representar a la mayoría. Nuestro proyecto de España es la búsqueda de empleo", añadió, para a renglón seguido asegurar: "El cambio en Andalucía está cerca. Y lo veo cerca porque los andaluces no tienen ningún miedo al futuro. El único miedo que palpo es que todo siga igual, el miedo al récord de paro, miedo a que sigan los mismos, a que los abusos continúen".

Su rival en las urnas, el socialista José Antonio Griñán, apostó por el ataque desde el inicio. "El camino seguro" del PSOE frente a la “involución”, dijo, en una clara política del miedo por los ajustes emprendidos y que vendrán por parte del Ejecutivo. Vaya por delante que no hizo mención alguna ni al escándalo de los ERE ni tampoco a ninguna de las tramas corruptas que salpican, desde hace años, a los tentáculos del Gobierno autonómico.

Desde hoy quedan quince días hasta el día D para los andaluces. El día del cambio, según ha bautizado el PP. Rajoy cree que en estas elecciones se juega algo personal. En la de Asturias ve una oportunidad para que su rival, Álvarez Cascos, deje la Presidencia del Principado. El veredicto, el próximo veinticinco de marzo.

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