Con el aval de ser el "alcalde más votado de España" –logró un 75,5% de votos en las municipales de 2003 en Parla, un municipio marcado hoy por las deudas-, Tomás Gómez se convirtió en el convulso verano de 2007 en secretario general del PSM con el apoyo del entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y de Ferraz.
Llegaba a la dirección del partido tras la marcha de Rafael Simancas y con los retos de unir al partido, recién salido de una nueva derrota, y tratar de arrebatar la presidencia a Esperanza Aguirre. Cinco años después, no ha conseguido ni una cosa ni otra, pero conserva el mando.
Gómez se afilió al PSOE en 1988, asumiendo cargos como el de secretario de Juventudes Socialistas de Parla y secretario general de la Agrupación Socialista de esa localidad. Tras desarrollar su carrera como técnico de Desarrollo Local fue elegido cabeza de la lista socialista para Parla en las elecciones de 1999. Consiguió una mayoría simple, con el 41 por ciento de los votos.
Entre los años 2000 y 2004, Gómez fue miembro de la Ejecutiva regional del PSOE que dirigió Rafael Simancas, y en 2003 revalidó su puesto como regidor de Parla al obtener la mayoría absoluta con 20 concejales. En los comicios de mayo de 2007 Gómez volvió a ganar con comodidad.
Sin embargo, su salto a la Secretaría General del PSM no fue tan feliz como muchos auguraban. Además de tener que bregar con los últimos "simanquistas", en 2010 el mismo aparato que lo aupó a lo más alto del partido en Madrid le plantó cara con el intento de imponer a Trinidad Jiménez como candidata a las elecciones regionales. Tomás Gómez decidió batirse con ella en primarias y, pese a tener a casi todo el partido en contra, presidente del Gobierno incluido, terminó ganando.
A la vista de los resultados obtenidos en los comicios quizás hubiera sido mejor no enfrentarse a la exministra. Vencedor en las batallas internas del partido, Gómez se convirtió, a la hora de las urnas, en el candidato menos votado de la historia del PSM. La victoria de Aguirre en 2011 fue apabullante, con un 51% de los votos. El PSM se quedó con un raquítico 26,30 por ciento y sólo 36 escaños. Perdió casi siete puntos y 120.000 votos con respecto a los resultados de Simancas.
Semejantes cifras, sin embargo, no han supuesto un obstáculo para que haya vuelto a hacerse con el mando en el PSM, sumido en una división interna que ya se apreció en la lucha entre Rubalcaba y Chacón, la preferida de Gómez. Pilar Sánchez Acera ha perdido, pero se hizo con el 40% de los votos. El resto, un 59%, ha decidido quedarse, a falta de algo mejor, con Gómez.