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Choque de trenes en Moncloa

De Guindos y Montoro escribieron la otra crónica de la reforma laboral. El clan liberal contra el andaluz. La última decisión, en manos de Rajoy.

Los líos se quedan en casa. Lo que, en el caso del palacio de La Moncloa, viene a ser la Comisión Delegada de Asuntos Económicos y el Consejo de Ministros. Más en el primero de los órganos, presidido por Mariano Rajoy, y en el que suelen quedar en evidencia las dos fracciones sobre la materia, y en concreto sobre la anunciada reforma laboral.

En un Gobierno en el que, de facto, la vicepresidencia económica es asumida por el jefe, dos ministros se disputan la voz cantante: Luis de Guindos y Cristóbal Montoro. El primero apostaba por una reforma "agresiva", el segundo defendía modificaciones menos radicales. Vienen de escuelas diferentes: De Guindos era un habitual de los foros económicos de FAES, mientras que Montoro se identifica con el aparato del PP.

Como sin aliados no se entiende la política, el titular de Economía se suele apoyar en el de Industria, José Manuel Soria; un recién llegado a Madrid tras una larga travesía en Canarias. El de Hacienda forma parte del que bien se podría denominar el clan andaluz, y que absorbe a la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, y del que tiene mucho que decir Javier Arenas, con poder en el Ejecutivo y unas elecciones a la vuelta de la esquina.

Al otro lado de la mesa, como quien observa un partido, el presidente, que es quien en última instancia toma la decisión. Ya a micrófono abierto y con una nube de periodistas como público, su mano derecha, Soraya Sáenz de Santamaría. Fue precisamente ella quien ofreció este viernes los puntos clave de una reforma "que marcará un antes y un después" en el mercado laboral. Que es "histórica" y tiene como fin último que "nuestro país vuelva a crecer".

A falta de conocer la letra pequeña y de cómo quede finalmente el texto, una vez pase por las Cortes, parece que De Guindos no se quedó corto cuando le susurró al comisario comunitario Olli Rehn "va a ser extraordinariamente agresiva". El ministro hizo estas declaraciones tras participar en la Comisión Delegada, donde Rajoy apostó por la firmeza, sin cerrar la puerta a seguir dialogando con los agentes sociales. Una de cal y otra de arena.

Sobre el choque de trenes, que existe y que suma ya varios capítulos, tuvo que responder Sáenz de Santamaría. Algo que no le pilló de sorpresa, ni mucho menos. Como si de un todo se tratara el Gobierno, destacó que la única "lucha" es "por vencer el desempleo". Aún más: "Aquí trabajamos todos, todo el Gobierno, porque se haga una reforma laboral ágil, con rigor (...) creada para salir de la dramática situación económica".

No quiso hablar de vencedores y vencidos, ni mucho menos pronunció el nombre de quienes dirigen las locomotoras enfrentadas, pero sí que advirtió: "El Gobierno habla por las decisiones que adopta". Por lo que, atendiendo a la presente, Rajoy habría repartido, pero De Guindos toma ventaja. Ahora bien, como no hay puntada sin hilo en las comparecencias de la vicepresidenta, también enumeró todo lo hecho en estos cincuenta días de Gobierno, para que la cosa quedara más igualada. Realidad o ficción, las chispas volverán más pronto que tarde.

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