Rajoy: "Estamos mal, pero estaremos peor"
Rajoy mantuvo a raya a Rubalcaba. "Lecciones, las imprescindibles", le advirtió, refrescando su pasado político. Anunció que el paro seguirá subiendo.
Si algún diputado acudía adormilado al Congreso de los Diputados, que este miércoles abría formalmente sus puertas a las nueve de la mañana, se despertó a golpe de malos datos económicos. Los que puso encima de la mesa el presidente del Gobierno, que hizo un crudísimo diagnóstico fruto de "los excesos" cometidos por la anterior administración.
"Es difícil imaginar un punto de partida peor para el inicio de la legislatura", arrancó un Mariano Rajoy muy templado, pese a los informes que traía debajo del brazo y a la oposición bronca que encontró por parte de Alfredo Pérez Rubalcaba. El presidente hizo un resumen amplio del pastel que el Ejecutivo socialista cocinó en los últimos años, y sin el cual "no es posible entender el índole de las medidas" emprendidas.
Aunque "en política no existe la herencia a beneficio de inventario", el jefe del Gobierno sí que arrojó unas cifras que llevan al sonrojo, en especial las del desempleo. Cerca del 23% de los españoles que quieren trabajar no pueden, pico que se dispara en el caso de los jóvenes. "No puede ser más grave", pero todavía empeorará en 2012, admitió. La ministra responsable del ramo, Fátima Báñez, ya lo advirtió en la víspera, destacando la dificultad de crear empleo en los próximos meses.
"Este año va a ser malo y hay que decírselo a los españoles, no como ustedes que hablaban de brotes verdes", afirmó Rajoy dirigiéndose al Grupo Socialista. O, en otras palabras, "esto no se va a arreglar en media hora". Y de ahí que su equipo de Moncloa hoy se dejara los mensajes positivos en casa para incidir en que "la cosa está muy mal, nosotros no vamos a mentir".
Por todo ello, la gran misión del Gobierno es "revertir la situación" a través de su programa de regeneración nacional, y que el viernes tendrá un nuevo y decisivo paso con la aprobación de la reforma laboral. Eso sí, las medidas "continuarán durante toda la legislatura", y de ahí que el Ejecutivo reconozca en pasillos que la tijera volverá con los Presupuestos Generales del Estado, previstos para marzo.
Tras explicar cómo se encontraron las cosas, Rajoy pasó a defender la senda marcada, y que pasa por asegurar la estabilidad de la Hacienda Pública. Más aún cuando "España está muy lejos de cumplir los compromisos de déficit", cuyo límite es del 4,4% cuando a día de hoy asciende al 8%. Hay que "devolver el crédito y acabar con la espiral de desconfianza".
"Mucho tenemos que corregir", por lo que el Ejecutivo actuó con rapidez, incluyendo la impopular subida de impuestos. En total, ya se han ahorrado 15.000 millones de euros, y los ceros seguirán aumentando tras la aprobación de las cuentas públicas, según las fuentes consultadas. También sacó pecho de las dos grandes reformas: la financiera, planteada la semana pasada, y la laboral, a presentar tras el venidero Consejo de Ministros.
Para Rajoy, ésta es "la mejor tarjeta de visita", y con esta percepción se presentó el pasado día treinta en el Consejo Europeo, en el que se estrenaba como jefe del Gobierno. Y la Unión Europea, y en especial Francia y Alemania, le dio su plácet, y le encomendó a seguir trabajando. "Crecimiento y creación de empleo", es el mantra del Gobierno.
Por "mandato de los españoles, por Justicia y por imperativo de la razón", expuso Rajoy, su gabinete seguirá aplicando su plan de acción. "En perfecta sintonía con la UE", recalcó. Ahora falta "cosechar resultados" en un plazo reducido de tiempo, y en este sentido el presidente auguró que "si acabamos con las improvisaciones", finalmente "llegarán". Una de las claves para conseguirlo es que el Gobierno, más que nada, deberá seguir siendo "previsible".
La hemeroteca, contra Rubalcaba
Ya en el turno de réplica, y una vez escuchado el tono bronco de Rubalcaba, Rajoy le contestó a golpe de hemeroteca; aquella según la cual la previsión de déficit público del anterior Gobierno, del que el hoy líder del PSOE era vicepresidente, era del 6%, dos puntos menos que el real. De ahí la necesidad de remar todos en la misma dirección, ya que “el Estado somos todos”. “No voy a dejar caer a ninguna Comunidad Autónoma, pero vamos a exigir que cumplan los objetivos”, sentenció.
Sobre las críticas de que las cuentas públicas ya deberían de estar presentadas, el presidente sacó a colación que fue Rodríguez Zapatero quien decidió prorrogar los Presupuestos, que debían ser presentados en septiembre. “Voy a hacer lo imposible para no entrar en este tipo de cosas”, dijo, pero a renglón seguido destacar que su gabinete hará unos PGE “en tres meses” cuando lo normal son “cinco o seis”. Aún más, para que sean reales, son necesarios los datos macroeconómicos, y estos también estaban maquillados: “¡Las previsiones oficiales es que vamos a crecer un 2,3%!”, se jactó, ya con los malos augurios del FMI y el Banco de España encima de la mesa.
Los micrófonos indiscretos
En respuesta a los portavoces de la oposición, que le abordaron de forma recurrente por las palabras que captaron un micrófono durante su participación en el Consejo Europeo del pasado día 30, Rajoy dejó claro, para empezar, que "no era una afirmación pública". Pero, metiéndose en el charco, le recordó a Rubalcaba que, cuando a él "le fotografiaron un mensaje de texto en su móvil sin su consentimiento", jamás utilizó esa información en el debate parlamentario.
Hecha la apreciación, "voy a responder". Y, sobre la posibilidad de una inminente huelga general, miró al pasado para refrescar que, en verano de 2010, cuando el Gobierno socialista aprobó "una serie de medidas que se podían considerar algo parecido a una reforma laboral", los sindicatos convocaron una protesta nacional. "Es un precedente muy cercano, así que ¿por qué tengo yo que pensar que soy de mejor condición que el señor Rodríguez Zapatero?", se preguntó.
Ante tal avalancha, la única respuesta del líder socialista fue encontrar un pero a las palabras del presidente. Según dijo, Rajoy utilizó en un mitin la conversación privada en la que Jordi Sevilla decía a Zapatero que le enseñaría economía "en dos tardes". Las risas en el Grupo Popular se escucharon desde los pasillos.
Sesión de control al Gobierno
Y, para rematar, la primera sesión del control al Gobierno. El portavoz del PSOE le preguntó al presidente si cree que tiene un programa de altura, y Rajoy no titubeó: “Si no lo creyera, tendría otro”, le contestó, recibiendo la ovación de la bancada popular.
A Rubalcaba pareció no gustarle la respuesta, y volvió al tema más recurrente la jornada, el de los comentarios captados por teléfonos indiscretos: “Tenga usted cuidado, no vayan a pensar los ciudadanos que sólo es honesto cuando creen que no le escuchan”. El presidente no dejó caer en saco roto el órdago, y le replicó con dureza: “¡Lecciones, las imprescindibles!”, destacó, volviendo a poner en evidencia su pasado como vicepresidente de un Gobierno “que dijo que se iban a cumplir los compromisos del déficit”.
A la salida del hemiciclo, el Gobierno consideró probado que el presidente “le tiene cogida la medida” a Rubalcaba. Especialmente vibrante le vieron en la primera réplica, cuando “sin papeles y de forma relajada se comió” al dirigente del PSOE, en voz de un miembro del Consejo de Ministros. “Es imposible hacer oposición cuando eres principal causa de la catástrofe económica y, encima, no traes propuestas”, remató un alto cargo popular.
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