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Sólo el 32% de vascos manifiesta grandes deseos de independencia

La mayoría de la población se muestra optimista ante la desaparición del terrorismo de ETA.

El 32 por ciento de los ciudadanos vascos sigue manifestando tener grandes deseos de independencia, tras un retroceso semestral de cuatro puntos, frente al 58 por ciento que dice tener "pocos o ningún deseo de independencia", según los datos del último Euskobarómetro hechos públicos este viernes por su director, Francisco Llera.

El estudio, que el equipo del Euskobarómetro de la Universidad del País Vasco realiza de manera semestral y recoge la opinión de 1.200 entrevistados en sus domicilios entre el 25 de noviembre y 19 de diciembre de 2011, refleja que el 82 por ciento de los votantes de Amaiur, el 57 por ciento de los nacionalistas en general y el 40 por ciento de los votantes del PNV tienen "deseos grandes" de independencia.

Frente a ellos, el 58 por ciento de la sociedad vasca dicen tener pocos (27%) o ningún (31%) deseo de independencia, sobre todo entre los no nacionalistas (77%) y los votantes de los partidos autonomistas (más de nueve de cada diez), pero también la mitad de los votantes del PNV (52%), casi ocho de cada diez de los de IU-EB (75%) o los abstencionistas (62%).

En medio de una división "crónica" entre nacionalistas (45%) y no nacionalistas (49%), éstos últimos mantienen una mayoría muy ajustada, prácticamente, con una gran estabilidad semestral de ambas posiciones. La definición no nacionalista es mayoritaria en Álava (54%) y Guipúzcoa (52%), mientras que en Vizcaya ambas posiciones se muestran muy igualadas.

Por electorados, la definición no nacionalista mayoritaria oscila entre el mínimo del 70 por ciento de los abstencionistas y el 93 por ciento de los populares, pasando por el 88 por ciento de los socialistas y el 76 por ciento de IU-EB. Por el contrario, el sentimiento nacionalista oscila entre el mínimo del 76 por ciento del PNV y el máximo del 83 por ciento de Amaiur.

Identidades

Un 60 por ciento de los entrevistados mantienen la compatibilidad de identidades vasca y española, con un predominio de la dualidad equilibrada (36 por ciento), a la que se añade el sesgo del sentimiento vasquista (20 por ciento), superior al españolista (4 por ciento). Por otra parte, el "españolismo extremo" se mantiene en un 8 por ciento, mientras que el exclusivismo vasquista es la identidad expresada por algo menos de uno de cada tres vascos (30 por ciento).

La compatibilidad de identidades de los que se sienten vascos y españoles oscila entre el 27 por ciento de los votantes de Amaiur y el 86 por ciento de UPyD, pasando por el 52 por ciento del PNV, el 56 por ciento del PP, el 77 por ciento de los socialistas y el 78 por ciento de IU-EB.

Modelos: centralismo, autonomismo, federalismo e independentismo

Los vascos siguen divididos entre autonomismo, federalismo e independentismo. La mayoría de los vascos sigue oscilando entre la actual fórmula autonómica (36 por ciento) y un posible escenario federal (28 por ciento).

El actual modelo autonómico sigue siendo la opción mayoritaria entre los electorados socialista (57 por ciento) y popular (53 por ciento), además de IU-EB (46 por ciento) y los abstencionistas (44 por ciento) y, en general, de los no nacionalistas (51 por ciento), pero con apoyos importantes en el PNV (29 por ciento).

El desarrollo del autogobierno según una fórmula federal, por su parte, lo es de los votantes del PNV (43 por ciento), pero con apoyos importantes en IU-EB (35 por ciento), el PSE (22 por ciento), Amaiur (21 por ciento) y los abstencionistas (29 por ciento), al tiempo que concita un apoyo similar entre nacionalistas (31 por ciento) y no nacionalistas (25 por ciento). En todo caso, ambas fórmulas "integracionistas" siguen sumando una mayoría del 64 por ciento.

Frente a estas fórmulas "descentralizadoras e integracionistas", el independentismo de las fórmulas autodeterminista o confederal vuelve a contraerse, ligeramente, para situarse en torno a una cuarta parte de los vascos (24 por ciento) y obtiene un apoyo muy mayoritario entre los votantes de Amaiur (69 por ciento) y los nacionalistas (44 por ciento), en general, aunque es minoritaria entre los votantes del PNV (24 por ciento).

En el otro extremo, el centralismo se mantiene sin pasar del apoyo del 6 por ciento de los vascos, como expresión testimonial o de rechazo y aglutinando a algo más de una cuarta parte de los electorados popular y de UPyD y, en menor medida, del PSE-EE.

Estatuto y Constitución

Un 70 por ciento de los encuestados se muestra relativamente satisfecho con el Estatuto, mientras que los insatisfechos siguen siendo algo menos de una cuarta parte (24 por ciento).

Preguntados por las alternativas al actual estatus de autogobierno, un 28 por ciento sigue sin querer cambios, un 18 por ciento se conforma con que se completen las transferencias, un 26 por ciento opta por la reforma y la ampliación del autogobierno, mientras que un 16 por ciento se decanta por una posición de ruptura soberanista.

De celebrarse hoy un nuevo referéndum estatutario, el sí volvería a rozar (45 por ciento) la mayoría del censo que votó afirmativamente en el de 1979 (53 por ciento), tras un "ligero" retroceso semestral de 5 puntos. Por el contrario, el voto negativo de hace treinta años (3 por ciento) seguiría reforzándose (23 por ciento) a costa del abstencionismo de entonces, sobre todo entre los nacionalistas (27 por ciento).

Por otro lado, de celebrarse hoy un nuevo referéndum constitucional se mantendría (37 por ciento) la mayoría que votó afirmativamente en el de 1978. Esta opinión favorable es, relativamente, más apoyada entre los no nacionalistas (42 por ciento), pero es compartida también por casi uno de cada tres nacionalistas (32 por ciento). Por su parte, el voto negativo de hace treinta años se mantiene "estable" en el último semestre (27 por ciento), sobre todo, entre los nacionalistas (36 por ciento).

Por electorados de las pasadas elecciones generales, los decantados por el sí siguen estando entre populares (66 por ciento), socialistas (57 por ciento), UPyD y, en menor medida, PNV (44 por ciento), mientras que el voto negativo oscila entre el mínimo de los votantes populares (8 por ciento) y el máximo del voto a Amaiur (57 por ciento), pasando por el 25 por ciento de los socialistas y el PNV y el 38 por ciento de IU-EB.

Hablar de política

Por otro lado, un 46 por ciento comparte el sentimiento de libertad para hablar de política con todo el mundo, opinión que manifiestan, sobre todo, los nacionalistas (52 por ciento) frente a los no nacionalistas (40 por ciento), tras un significativo avance semestral de ambos grupos de 9 y 11 puntos, respectivamente. Un 37 por ciento afirma poder hablar de política de forma selectiva con algunos, tras un retroceso interanual de 9 puntos.

Para los autores del Euskobarómetro, lo más significativo es el retroceso semestral de 8 puntos de quienes dicen no poder hacerlo con nadie (16 por ciento), que afecta, sobre todo, a los no nacionalistas (20 por ciento).

Un 64 por ciento de los encuestados, 7 puntos más que en el último semestre, dice no tener miedo a participar en política, mientras que un 32 por ciento sigue acusando este "miedo crónico" en la sociedad vasca, con un retroceso de 7 puntos, sobre todo entre los no nacionalistas (39 por ciento).

Optimistas con el final de ETA

En el capítulo dedicado al final del terrorismo, la encuesta refleja que un 68 por ciento de los ciudadanos vascos es optimista en relación al final de ETA y, por primera vez, la población que confía en la sinceridad de la banda terrorista para poner fin a la violencia y de su brazo político para aceptar "las reglas de juego democrático" son mayoría, con porcentajes del 46 y 50 por ciento, respectivamente.

Un 60 por ciento rechaza totalmente a ETA, "rozando el techo alcanzado tras las rupturas de las dos últimas treguas en 2003 y 2006", con porcentajes del 66 por ciento en Álava y Vizcaya y del 49 en Guipúzcoa.

El apoyo explícito y total a ETA se limita al 0,6 por ciento de los ciudadanos, una opción en "práctica desaparición" según resalta el Euskobarómetro, "incluso el electorado de Amaiur" (con un porcentaje del 3%). La justificación crítica a la banda, "reconociendo sus errores", se reduce al 2 por ciento.

Los responsables del estudio indican que "la mayoría de la izquierda abertzale, encarnada en Amaiur, parece situarse entre los que dicen apoyar sus fines, rechazando sus métodos violentos (37%) o en el apoyo remoto (16%)". Un 18 por ciento expresa un rechazo total.

Un 13 por ciento piensa que la violencia estaba justificada pero ya no lo está y un 12 por ciento comparte los fines de ETA pero no los métodos violentos, con un "ligero avance" semestral en ambos casos.

En relación al final del terrorismo, un 68 por ciento de la población encuestada (+14) se declara optimista sobre la posibilidad de que se produzca a corto o medio plazo, frente al 12 por ciento que es pesimista (-16) y el 18 por ciento escéptico (+2), tras "un claro cambio de tendencia en el último año", ya que se han registrado 31 puntos de incremento en el primer grupo y de retroceso en el segundo. Esta evolución se registra en todos los electorados salvo en el del PP.

Por primera vez, y "tras un significativo cambio de tendencia interanual", el estudio revela un predominio de aquellos que confían sobre los que desconfían en la sinceridad de ETA y su entorno de poner fin a la violencia (un 46%, frente a un 23%) y en la voluntad de Batasuna de integrarse en el sistema democrático (50 frente al 27%).

El 54 por ciento de los ciudadanos cree "insuficientes" los movimientos efectuados por ETA, aunque con un retroceso de 15 puntos respecto al semestre anterior. Por el contrario, en la opinión sobre los pasos de la izquierda abertzale "comienza a revertirse la tendencia", con un porcentaje del 49 por ciento que la valora como suficientes y un 42 por ciento que no se muestra satisfecho.

Entre las propuestas para abordar el fin del terrorismo, tres cuartas partes de los encuestados (incluido el 48% de los votantes de Amaiur) piensa, aunque con matices, que "ETA y sus activistas tienen que pedir perdón a sus víctimas".

También alcanzan porcentajes similares los que se muestran de acuerdo con que "para un buen final del ciclo de la violencia no debe haber ni vencedores ni vencidos", que "ETA y sus activistas deben reconocer el error de su historia de violencia y arrepentirse de su pasado", que se debe exigir a la banda "la entrega de armas antes de dar ningún paso", así como su disolución "incondicional", y que se debe "hacer justicia antes de dar ningún paso".

El consenso, sin embargo, se rompe ante afirmaciones como que "ETA es la única responsable de la violencia sufrida por la sociedad vascas" (55%) o que las exigencias de las organizaciones de víctimas pueden ser "un obstáculo" para la "paz definitiva" (44%).

La movilización de la sociedad civil y los movimientos cívicos de resistencia son percibidos como los principales contribuyentes a la apertura de la nueva situación, ya que ambos obtienen una puntuación superior a 6 puntos en una escala de 1 a 10. Le siguen la predisposición de la propia Izquierda Abertzale (5,8), el convencimiento de ETA (5,7), la eficacia de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y la colaboración francesa (5,2) y la acción de las organizaciones de víctimas y el ejemplo del IRA y del proceso norirlandés (5,1).

Con puntuaciones menores se sitúan Lokarri y el Grupo de Contacto Internacional que lidera Brian Currin (4,7), la labor de Alfredo Pérez Rubalcaba al frente del Ministerio del Interior y la apuesta de José Luis Rodríguez Zapatero en 2006 (4,5), el Pacto Antiterrorista (4), la irrupción del terrorismo islamista (3,6) y la política antiterrorista de los gobiernos de José María Aznar.

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