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La ideología de Garzón

                         

Garzón se ha defendido en el Supremo, en la vista que se celebra en el marco de su procesamiento por prevaricación en la causa general contra el franquismo, alegando que "hice lo que creía que tenía que hacer sin atender a ideologías". Pero si hay un juez en España cuya trayectoria pública y profesional esté marcada por la ‘ideología’ ese es Baltasar Garzón.

En 1993 el magistrado dejaba la Audiencia Nacional para concurrir en la lista de Felipe González en las elecciones que se celebrarían el 6 de junio de ese mismo año. La llegada de Garzón al PSOE la fraguó su amigo, entonces y ahora, José Bono. La historia comienza el 27 de febrero en la finca de los Quintos de Mora, Los Yébenes (Toledo) –propiedad de Patrimonio y utilizada para agasajar a personalidades extranjeras– donde Bono, entonces presidente de Castilla-La Mancha, organizó el encuentro en el que Garzón y Felipe González acordaron que el juez sería el número dos del PSOE en las elecciones.

Y es que la historia de Garzón y el PSOE aparece siempre ligada a lujosas fincas. Muchos años después, en febrero de 2009, el juez de la Audiencia Nacional protagonizaba un nuevo escándalo por una cacería y fin de semana –en una finca privada de más de 600 hectáreas llamada Cabeza Prieta, situada en Torres (Jaén), pueblo natal del magistrado– compartido con el entonces ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, en plena instrucción del Caso Gürtel, contra cargos del PP. El paralelismo entre ambos personajes es inevitable. Bermejo, que acabaría dimitiendo, era fiscal antes de ser nombrado ministro y tenía muy claro esto de las ‘ideologías’ en la Justicia. Entre 1992 y 2003, fue fiscal jefe del TSJ de Madrid y dejó claro su sectarismo con una frase lapidaria que ya ha pasado a la historia: "Soy de izquierdas y como tal actúo".

Días después de la célebre cacería, en la que también participó el excomisario de la Policía Judicial, Juan Antonio García, el PP presentó una recusación contra el juez, por su evidente animadversión a este partido, o a "la derecha", como le gusta decir al juez.

Volviendo a 1993, Garzón tomó parte muy activa en la campaña electoral del PSOE. Una campaña socialista recordada por el famoso vídeo del Dóberman. Un rápido vistazo a las hemerotecas de aquel año, permite reunir alguna de las perlas de Garzón, que bien podrían haber figurado en el anexo al escrito de recusación que presentó el PP.

Portavoz del "No a la guerra"

Pero no sólo en la campaña del Dóberman Garzón evacuó su odio hacia el PP. Diez años después, el 6 de abril de 2003, y ya de regreso en la Audiencia Naciona, el juez, junto a su hija, fue el encargado de leer el manifiesto que cerró un concierto organizado por los del "No a la guerra". Coinciden las crónicas al señalar que la de Garzón fue "sin duda, de las intervenciones más duras". Así se expresaba el juez ante miles de personas en la Puerta de Alcalá:

No hace falta recordar los lemas y cánticos contra el PP de esas manifestaciones en las que Garzón actuaba como estrella invitada. Lo más suave que se llamaba a los miembros del PP era asesinos. Poco parecía importarle al juez que el CGPJ estudiase abrirle expediente –la Ley Orgánica del Poder Judicial prohíbe a los jueces criticar al Gobierno– por un incendiario artículo publicado contra Aznar en fechas anteriores. En su ‘Carta a José María Aznar sobre la amenaza de guerra en Irak’, que publicaba el diario El País el 4 de abril de 2003, Garzón decía:

  • A veces, señor presidente, me da la sensación de que enfrente no tenemos políticos —utilizo el término en el sentido clásico del mismo y no en la derivación utilitarista que muchos le dan ahora—, sino muros de piedra resbaladiza por la humedad y el humus pestilente de quienes carecen de sentimientos.
  • Tampoco recuerdo mayor grado de cinismo en algunos líderes políticos, que utilizando toda la demagogia y la manipulación de los medios de comunicación que controlan confunden gravemente a los ciudadanos jugando con su seguridad y sometiéndolos a un "bombardeo" constante de mentiras y medias verdades que apenas les dejan respirar.
  • He comprobado cómo una vez más se impone la ley no escrita de la sumisión acrítica de los diputados del Grupo Popular y, cómo algunos, en forma desafortunada, insultaban a los actores que dignamente discrepaban en silencio desde la tribuna, o lanzaban improperios a la oposición por su discrepancia democrática, y, sobre todo, cómo adulaban con la sonrisa y el aplauso a su líder, es decir, a usted; y he sentido miedo, un miedo frío, físico, palpable y denso como el chapapote; pero también he constatado cómo alguno de ellos, al aplaudir y al sonreír, se removía en su escaño, sin duda pensando en la vergüenza que tendría que pasar cuando, al llegar a su casa, tuviera que mirar a sus hijos, a sus padres, a su esposa o a su marido.
  • Ustedes deben decidir en qué bando juegan, si en el de la legalidad internacional y nacional, pero la real, no la del marketing, ni la fatua, ni la de las palabras huecas, o en el bando de la falsedad y del interés oculto de unos pocos que pretenden sobornar nuestras conciencias ofreciéndonos las riquezas de las minas del Rey Salomón.
  • Mire, señor Aznar, el día 15 de febrero de 2003 sentí un orgullo que difícilmente podrá entender. Mis hijos y mi mujer estuvieron conmigo en la manifestación, codo con codo, gritando a favor de la paz. Vi sus caras y su decisión, como la de tantos miles y millones de personas, y ellos me han reconfortado como padre y como ciudadano y me han transmitido la fuerza que necesitaba para seguir.
  • Nada se habla de las violaciones de los derechos humanos que Estados Unidos está cometiendo en forma flagrante y reiterada con los más de mil talibanes detenidos en Guantánamo (…) Y frente a esto, señor presidente Aznar y señor primer ministro Blair, ¿qué dicen y qué hacen ustedes?, ¿por qué no se ha tratado este tema en la reunión del rancho del señor Bush en Tejas?, o ¿por qué no exigen a éste un pronunciamiento claro y definitivo para que cese esa situación de ilegalidad? ¿Cómo se puede apoyar a un líder o a un país que está violando groseramente los mismos derechos que dice defender?
  • Señor presidente, evitar esta guerra en ciernes es misión de todos, y debe darse cuenta de que millones de ciudadanos ya hemos comenzado a dar forma a la "Revolución por la Paz" y hemos ganado frente a usted y sus "compañeros de aventura" la "moción de censura" que les obliga a abandonar su postura, a dar más tiempo a los inspectores y a cumplir la legalidad internacional y, a su vez, les niega el derecho de instar una nueva resolución que dé vía libre a la guerra. (… ) ¿acaso usted tampoco cree en la justicia internacional?

 

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