Mariano Rajoy estrenará este miércoles el avión del presidente para desplazarse a Rabat, y cumplir así con la práctica seguida por sus predecesores de hacer de Marruecos su primer viaje oficial al extranjero. Un desplazamiento forzado en mitad de la vorágine negociadora por el Consejo Europeo del próximo día treinta, y que al que el presidente quiere dar perfil plano en cuanto a los contenidos. Molestar lo menos posible y centrarse en los puntos de conexión.
Para hacerle la cama al presidente del Gobierno, buena parte de la delegación española ya está en la capital del país vecino. Aterrizaje en Casablanca y controles casi por todo. Se podría decir que el Gobierno de Marruecos ya sabe perfectamente a qué se dedica cada miembro de la expedición, cuales son sus funciones y, lo más importante, cuando tiene previsto dejar el reino de Mohamed VI. Hasta se deja por escrito, siendo correspondientemente sellado por las autoridades.
Nada más bajar del avión, a media mañana, Rajoy será recibido por su homólogo,el recién elegido Abdelilah Benkiran. El programa de la agenda incluye como acto central una audiencia concedida por parte del monarca y una ceremonia -con todos los honores- en el mausoleo de Mohamed V. Igualmente, el presidente mantendrá un encuentro bilateral con Benkiran y un almuerzo de trabajo, además de una comparecencia conjunta ante los medios de comunicación.
El objetivo de la toma de contacto pasa por fomentar las relaciones bilaterales, así como con la Unión Europea. “Evidentemente”, asegura el gabinete del presidente, “también se abordará el tema de la pesca”, buscando la “comprensión” de Marruecos en un conflicto -con Bruselas como tercer y gran protagonista- que afecta dramáticamente a Andalucía y Canarias.
De lo que Rajoy no pretende hablar es de aquello que provoca más tiranteces. El jefe del Ejecutivo no buscará un compromiso para que Marruecos deje de reivindicar Ceuta y Melilla como suyas ni tampoco reclamará mayor control fronterizo. Sobre el primero de los asuntos, un alto cargo no pudo ser más conciso al destacar que son “como Badajoz y Teruel”. “La postura está muy clara”, y por eso “no tiene por qué ser abordada”.
La cuestión del Sáhara tampoco será puesta encima de la mesa, y el equipo de Rajoy apunta al Programa Electoral del PP para dibujar su línea de acción este sentido, y que pasa por el diálogo siempre bajo la supervisión de la ONU y el papel controlador de España. “Si ellos quieren hablar de estos asuntos, nosotros les explicaremos nuestra postura. A lo que nosotros nos interesa es afianzar los lazos en materia económica o de turismo”, añaden las fuentes consultadas.
Así las cosas, si algo busca Rajoy de su primer desplazamiento es la fotografía; una instantánea de distensión tras un largo periodo de conflictos. Cabe recordar que llegaron a producirse manifestaciones contra el PP en territorio marroquí y que las citadas ciudades autónomas -gobernadas por esta formación- han sido hostigadas oficialmente en constantes ocasiones.
El presidente, que si por algo destaca es por evitar al máximo los problemas, no entrará a ello, y solamente busca de Marruecos es que “esté pero no esté”, en un intento de alejar posibles disgustos. Su único guiño: aplaudir las reformas “a favor de la democracia” de un país que pregunta a un periodista hasta tres veces en pocas horas qué vas a hacer, si vas o no a grabar, a dónde vas a ir y, siempre lo más importante, cuándo vas a salir de sus frontera.