Si por algún ámbito de la gestión gubernamental los sucesivos Gobiernos de Zapatero han pasado como un auténtico caballo de Atila, además del obvio de la economía, ha sido por el de las relaciones internacionales.
Para ello se esperaba que el elegido fuera un hombre muy conocido, con un alto perfil y de acreditada experiencia. El nombramiento de García-Margallo sólo cumple con el último de los requisitos y, en parte, con el segundo: no era, desde luego, conocido por el gran público, pero sí tiene una amplia experiencia europea y un consolidado prestigio. Además, es amigo personal de Rajoy.
De la Alianza de Civilizaciones a volver a la civilización
Tras la denostada foto de las Azores en la que Aznar compartía protagonismo con el presidente de EEUU, el Primer Ministro británico el Presidente de la Comisión Europea, las imágenes que han marcado las relaciones exteriores de Zapatero han sido fotos cono estadistas como Hugo Chávez, Ahmadineyad, los hermanos Castro o Evo Morales.
Eso sin contar momentos verdaderamente esperpénticos como el discurso en lingala de Moratinos o la carnavalada africana que en su día protagonizaron De la Vega y Pajín.
La política exterior de los últimos años, gestionada al principio por Moratinos y posteriormente por Trinidad Jiménez, ha venido marcada por el proyecto de la Alianza de Civilizaciones, que fue la gran apuesta Zapatero. Se trataba de un concepto creado por los ayatolás iraníes y España lo lanzó en compañía de Turquía.
Pese a lograr cierto impulso en organismos internacionales como la ONU, este proyecto estrella no ha tenido una influencia real y, a día de hoy y con preocupaciones mucho mayores en la agenda, podemos decir que duerme el sueño de los injustos.
Reforzar la relación con EEUU y volver a Europa
García-Margallo deberá afrontar una reconducción de esas relaciones internacionales que empezará por reforzar la relación con Estados Unidos. Aunque sí ha habido una cierta mejora con la administración de Obama, queda muy lejos de la que fuera no sólo con los gobiernos de Aznar sino incluso en la etapa de Felipe González.
Además, pese a que la propaganda de Zapatero antes y después de llegar al Gobierno hablaba de "volver al corazón de Europa", García-Margallo, europarlamentario desde hace años y muy respetado en Bruselas y Estrasburgo, parece una persona muy indicada para impulsar la influencia española en la UE, en un momento en el que esto será clave no sólo en el plano político sino también y mucho en el económico.