La Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha absuelto al etarra Juan Ramón Carasatorre, acusado de atentar contra el cuartel de la Guardia Civil de Arnedo (La Rioja) el 17 de agosto de 1995, al no contar con indicios suficientes de su implicación. Las huellas del acusado no fueron comparadas en instrucción con las halladas en hasta cinco vehículos empleados por los autores en su huida desde el acuartelamiento.
El tribunal denuncia en una sentencia hecha pública este viernes y recogida por Europa Press que no ha podido establecer si existen rastros lofoscópicos que vinculen a Carasatorre con este atentado, a pesar de que el grupo que atentó protagonizó una accidentada huida del cuartel tras ser sorprendidos por agentes de la policía municipal, y dejó en el periplo incontables rastros en todos los coches que utilizó para escapar.
La sentencia especifica que, a pesar de que desde 2007 se dispone de huellas del procesado, "no se ha intentado su cotejo con las desveladas en diversos vehículos". Tampoco se ha comparado si unas gafas abandonadas por un miembro del grupo podían ser de las utilizadas por el acusado, dado que "no se ha establecido la correspondencia de patologías". La causa fue investigada por el Juzgado Central de Instrucción número cinco.
La Fiscalía de la Audiencia Nacional elevó durante el juicio, celebrado el pasado 1 de diciembre, de 57 a 639 años de prisión la petición de pena en contra de Carasatorre. El Ministerio Público le consideraba culpable de la comisión de un delito de atentado, 38 intentos de asesinato en grado de tentativa, dos delitos de utilización ilegítima de vehículo a motor, dos de detención ilegal, uno de tenencia de explosivos, otro de tenencia de armas y uno de falsificación de matrículas.
El tribunal, presidido por el juez Alfonso Guevara, considera ahora "insuficiente" para condenarle la declaración incriminatoria realizada ante la policía por el entonces líder del grupo, Valentín Lasarte, que no fue corroborada en la vista oral. La resolución, hecha pública este viernes, explica que este "indicio incriminatorio" no basta y agrega que "está huérfano de toda corroboración".
Huida de película
La presencia de los agentes en el lugar de los hechos obligó a los miembros del grupo Donosti a abandonar las dos bombas que intentaban colocar en el cuartel en el capó de unos vehículos estacionados en el aparcamiento.
A partir de ese punto, los tres miembros del grupo terrorista iniciaron una rocambolesca huida en la que sufrieron un accidente de tráfico, emplearon tres coches -entre ellos uno de la policia- se alojaron en una caravana y obligaron a un matrimonio a llevarles hasta Andoain a punta de pistola. En este trayecto, los autores de la colocación del coche-bomba dejaron distintos rastros, como huellas y sangre en todos los vehículos que utilizaron.
La patrulla policial que descubrió a los etarras persiguió el vehículo de los terroristas, quienes, dada a la velocidad excesiva a la que conducían y al encontrarse en un tramo curvo, se salieron de la carretera. Tras el accidente, los miembros del comando hicieron señales con un pañuelo blanco para reclamar auxilio a los agentes, pero cuando éstos se detuvieron les encañonaron con armas de fuego y les obligaron a abandonar el vehículo policial.
Durante el trayecto hacia Calahorra, los miembros de ETA fingieron ser policías municipales y engañaron a una familia, a la que dijeron que habían tenido un accidente y solicitaron su vehículo.
En el curso de la huida a bordo del nuevo coche, fueron divisados por una patrulla de la Ertzaintza que inició su persecución, lo que obligó a los etarras introducirse en un camino forestal de la localidad de Ullivarri-Viña (Álava).
Tras caminar durante cinco días en el bosque, llegaron hasta un camping del municipio alavés de Otazu, donde se introdujeron en una caravana y encañonaron con un arma de fuego a su propietario al que obligaron a llevarles hasta Andoain, manteniéndole varias horas retenido. En la caravana se intervino una riñonera con 35 cartuchos, un DNI y permiso de conducir de Valentín Lasarte y 43.625 pesetas.
El estallido de los dos artefactos se produjo sobre las 3,50 horas del 17 de agosto, ocasionando cuantiosos daños materiales en los vehículos e inmuebles próximos a la explosión y heridas leves a varias personas. A las 10,50 horas del día siguiente se produjo una llamada telefónica a la Cruz Roja de Arnedo, avisando en nombre de ETA de la colocación de tres coches-bomba en la localidad.