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Rajoy busca en CiU un socio preferente en una legislatura "complicada"

El objetivo de Rajoy pasa por que su Gobierno no defienda en solitario las reformas. A CiU le gusta la letra, y habla de "acuerdos puntuales".

El Partido Popular pretende que CiU sea su socio preferente en una legislatura que define "muy complicada" por las medidas de ajuste que se tendrán que acometer. Antes incluso de que se celebraran las elecciones generales, la formación abrió un canal de comunicación "muy fluido" a dos bandas; en Cataluña, a través de Alicia Sánchez Camacho, y en el Congreso, con Soraya Sáenz de Santamaría como interlocutora.

El propio Mariano Rajoy ha sido actor protagonista en este acercamiento político, que se acentúa tras la victoria electoral del veinte de noviembre. El primer encuentro de Sáenz de Santamaría una vez iniciado el traspaso de poderes tuvo a Duran Lleida como invitado, y nada más constituirse las Cortes fue el presidente en ciernes quien se sentó con él para buscar un apoyo lo más estable posible. Una reunión, en su despacho del Congreso, "muy productiva" que duró poco más de media hora.

La estrategia del líder del PP consistió en hablar de aquellos asuntos en los que prácticamente piensan igual para esquivar a cual torero lo espinoso, centrado en el denominado "pacto fiscal" que pretende otorgar más ingresos a Cataluña. Y, en terreno económico, la mayoría son coincidencias. El control del déficit público, la reforma laboral y la reestructuración del sistema financiero pasarán más pronto que tarde por el hemiciclo, y Rajoy busca el apoyo de CiU.

En el PP creen que el acuerdo es posible, más aún cuando Duran deja la puerta abierta a "pactos puntuales" -como en la etapa socialista- a pesar de que no haya quórum sobre el pacto fiscal, del que, a priori, Rajoy rechaza entablar una negociación. En el encuentro, el futuro presidente también le adelantó a grandes rasgos qué dirá en su discurso de investidura, y "lo escuchado le gustó", según las fuentes.

Para favorecer esta cordial relación, Rajoy está relajando el músculo en otros sentidos, hasta el punto de que dejó caer a Jorge Fernández como presidente del Congreso -evitando así a un catalán con más peso que el propio Duran-. Además, los nacionalistas catalanes ocupan la cuarta Vicepresidencia de la Mesa y presidirá tres comisiones (dos en el Congreso y una en el Senado), destacando que su portavoz dirigirá la Comisión de Asuntos Exteriores.

A esto se suma un punto más en este contexto negociador, más centrado en el escenario catalán: la intención de Sánchez Camacho de que el PP catalán forme parte del Gobierno autonómico como premio por su lealtad institucional.

Una cercanía -a alimentar en los próximos meses- de la que Rajoy no excluye a otras siglas políticas, excepto la marca de Batasuna. El ejemplo más claro es el del Partido Nacionalista Vasco, con cuyo líder, Iñigo Urkullu, habla regularmente. Fuentes autorizadas destacaron que su portavoz en el Congreso, Josu Erkoreka, será el siguiente en la ronda de contactos del presidente electo.

En el fondo de la cuestión, el mensaje de Rajoy a los suyos llamando a un diálogo con todos. La razón, que entiende que su proyecto de regeneración tiene que englobar al conjunto de formaciones políticas y demás agentes públicos, y no ejecutarlo en solitario su gabinete. El PP se muestra "esperanzado" de que se puedan alcanzar acuerdos "en lo básico".

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