Joaquín Leguina echa más leña al fuego a la guerra interna del PSOE y arremete contra el que todavía es líder y los que se postulan a ello. Aunque el PP tampoco se libra de las críticas del que fuera presidente de la Comunidad de Madrid.
En una columna de opinión en La Gaceta, el socialista habla del nuevo Gobierno, pide al PP gobernar para todos y "esa labor exige abandonar todo sectarismo, y en primer lugar el que sigue reinando en el seno del PP".
Sin embargo, a renglón seguido pasa a lo que verdaderamente le importa: atizar a su partido. "En cuanto a la digestión que de su derrota ha de realizar el PSOE, los primeros pasos no han podido ser más decepcionantes. Echarle en exclusiva la culpa a la crisis es una burda forma de negarse a asumir responsabilidades", dice. Además, añade que "se diría que lo único que les interesa a los actuales dirigentes es mantenerse".
Pero el socialista afirma que la única solución tras la debacle electoral es la dimisión de altos cargos. "Nadie duda de que el máximo responsable de la derrota ha sido Zapatero, por lo tanto, él es el primero a quien le toca dimitir de su cargo de secretario de general", sentenció.
En este sentido, Leguina cree que "Zapatero pretende exactamente lo contrario. Es decir, quiere dejarlo todo atado y bien atado mediante un congreso rápido pilotado por una Ejecutiva absolutamente quemada".
Por ello clama y pide que "alguien tendría que decir en voz alta algunas verdades del barquero" puesto que "en el PSOE de Zapatero sólo se ha prosperado de la mano de la arbitrariedad y del nepotismo, mediante los cuales han ascendido a las más altas magistraturas del Estado personas que jamás hubieran alcanzado un cargo de jefes o jefas de negociado". De este modo, el socialista añade que "es preciso sustituir la cooptación por el mérito y la capacidad a la hora de elegir a los dirigentes".
Y justo aquí llegan los palos para los candidatos a dirigir su partido. "Si la alternativa de futuro es -por ejemplo- Carme Chacón, no es que los zapateristas estén locos, es que el resto de los afiliados, si no son capaces de impedirlo, van directamente al suicidio; eso sí, cogidos de la mano de una mujer –y de su esposo- cuyas ambiciones no les caben en su casa familiar por muy grande que esta sea".
Leguina va más allá y también afirma que "si la alternativa es el tándem Blanco-Rubalcaba, incluyendo a las personas que les acompañan... el resultado viene a ser lo mismo que ofrecerles a los afiliados una dura alternativa: la del veneno o la pistola del suicidio". Como conclusión, afirma que "llegado a ese caso, muchos van a preferir saltar desde el viaducto".