Hagan sus apuestas. Eso parece haber colgado el PSOE en la fachada de su sede en la calle Ferraz. A estas horas, la atención se centra en los movimientos de dos equipos: el de Alfredo Pérez Rubalcaba y el de Carmen Chacón. Los cercanos al primero apuntan a que Rubalcaba "todavía no ha tomado la decisión y que podría no anunciar nada" el sábado en el Comité Federal. Incluso apuntan que está a verlas venir, como en las primarias del mes de junio, esperando a ver los apoyos con los que cuenta en el partido. Pero todo apunta que el derrotado candidato del PSOE concurrirá a secretario general del PSOE.
Hasta ahora Rubalcaba araña el apoyo de los principales barones territoriales y cargos del partido. Griñán, Patxi López, Marcelino Iglesias, Bono, Chaves... y son muchos los que consideran que sería una buena figura de transición hasta que dentro de "dos años" se abriese paso a figuras "prometedoras" como Patxi López, cuyos tiempos cuadrarían con este calendario, cuando, previsiblemente, abandonara el Gobierno vasco.
Uno de los pocos que no ha querido 'mojarse' en las quinielas ha sido el miembro de la Ejecutiva socialista, Ramón Jáuregui, ministros de la presidencia en funciones, que hoy ha evitado lanzar su envite ante el órdago que algunos lanzan a Rubalcaba: "Yo no juego al mus", sonreía aplazando la partida: "ya hablaremos de eso cuando pase el Comité Federal.
Sobre el segundo equipo, el de la catalana Chacón, miembros de la ejecutiva apuntan a que "se presentaría si lo hace Rubalcaba. Si no, estaría a favor de una candidatura de consenso".
Lo que parece impensable de cara al 38º Congreso es que se repita el "cierre en falso" de las primarias de Junio. La Ejecutiva quiere "un congreso abierto" en el que cuantos más candidatos concurran, mejor. Un congreso participativo que utiliza como modelo el 35º congreso celebrado en el 2000 y en el que José Luis Rodríguez Zapatero fue elegido por sorpresa secretario general, al ganarle por cinco votos de diferencia al 'favorito' José Bono. Y un congreso en el que concurrieron otras dos canidatas, Rosa Díez y Matilde Fernández.
Es precisamente Zapatero, en calidad de actual secretario general, el árbitro de un proceso en el que no parece dispuesto a sucumbir a las presiones de otorgar, como en las primarias, el poder a un sólo candidato. Se frustró entonces la opción-Chacón.