Tras el comunicado de ETA, los dirigentes del PSOE dijeron que ellos nunca utilizarían el terrorismo con fines electoralista. La realidad es que no hubo un solo en la campaña en la que un político socialista no colocase a Rubalcaba la medalla por haber acabado con ETA.
El primero, y el último, en hacerlo fue el ex presidente del Gobierno, Felipe González, mentor del candidato Alfredo Pérez Rubalcaba. Apuró hasta el último momento y a pocas horas de que se abriesen los colegios electorales publicaba en un diario digital:
Dicen que no se debe utilizar el final de la violencia. No le he oído hablar a Rubalcaba de esto, pero solo quiere que penséis una cosa, con tranquilidad. ¿Se imaginan lo que habría ocurrido, si la derrota de ETA se hubiera producido con este señor de pecho de lata imperial, en vez de haberse producido ahora? ¿Se imaginan lo que tendríamos que estar aguantando durante esta campaña, antes y después, y las peticiones de Nobel de la Paz que habría circulando por todas partes?