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Manto de silencio sobre ETA, corrupción, autonomías y justicia

Ni una mención a las víctimas del terrorismo o a Bildu, cuando se han referido vagamente a la lucha contra ETA.

Si se ha hablado de ETA en el debate ha sido porque el candidato socialista, como era de esperar, ha querido colgarse la medalla del fin del terrorismo. Pero fue tan solo una mención de pasada, de unos cuarenta segundos, en el último bloque titulado "calidad de la democracia".

Más exigua todavía fue la réplica de Rajoy que despachó la lucha contra ETA en una frase de menos veinte segundos, sin hacer mención alguna a las víctimas del terrorismo. La vuelta de ETA a las instituciones, a través de Bildu, o la próxima irrupción en el Congreso de los Diputados de la marca etarra Amaiur, sencillamente no ha existido para los dos candidatos en el debate.

Una ausencia que contrasta con el tiempo dedicado en ese mismo bloque a la importancia de las diputaciones provinciales. Tanto Rajoy con una encendida defensa de estas instituciones –recordó hasta en dos ocasiones que él fue presidente de la Diputación de Pontevedra– como Rubalcaba –que parecía señalar a las diputaciones como las grandes culpables del despilfarro público en España– dedicaron buena parte del tiempo a este tema. De la refoma del Estado autonómico, ni palabra.

La del terrorismo etarra no fue la única ausencia. Que en un bloque, uno de los tres en los que se dividía el debate, bautizado "calidad de la democracia" no hubiese una sola referencia a la corrupción, resulta cuando menos llamativo. Ni siquiera los algo más de cincuenta segundos que mereció ETA.

En pleno escándalo, además, por la ‘operación campeón’ que ha situado a José Blanco, ministro de Fomento, portavoz del Gobierno y ‘número dos’ del PSOE, contra las cuerdas, ante las gravísimas acusaciones de cohecho y cobro de comisiones que pesan sobre él.

Más todavía, cuando la estrategia del PSOE y del Gobierno en estos últimos años, con Rubalcaba como ministro del Interior, ha sido tratar de vincular al PP con la corrupción, con el ‘caso Gürtel" como principal argumento. E

En este bloque de la ‘calidad de la democracia’ hubo tiempo para hablar de asuntos como los matrimonios homosexuales o las diferencias en los horarios de las comidas entre España y el resto de Europa, pero no para la Justicia. Ningún candidato hizo propuesta alguna para acabar con la politización del tercer poder del Estado ni se habló de la necesidad de una justicia independiente.

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