El cara a cara de esta noche entre los dos candidatos, el único que se celebrará antes del 20-N, es percibido de manera muy distinta en cada uno de los partidos. Para el equipo de Rubalcaba se trata de una oportunidad decisiva y casi única de levantar una campaña que no puede ir peor para los intereses del PSOE.
Las últimas cifras del paro y el escándalo de corrupción que afecta a José Blanco, han puesto aún más difícil las cosas a Rubalcaba.
Las encuestas, todas, CIS incluido, vaticina un descalabro de dimensiones históricas para el PSOE. Por eso, al otro lado, en la calle Génova afrontan el debate como un trámite. A Rajoy le bastaría con no meter la pata, piensan, para mantener intactas sus expectativas de alcanzar una amplia mayoría absoluta.
Si alguien tiene que arriesgar en el cara a cara de esta noche es Rubalcaba. En los mentideros periodísticos y políticos hay cierta expectación ante la posibilidad de que el candidato socialista guarde un as en la manga, una propuesta sorpresa que pille desprevenido a Rajoy.
En cualquier caso, lo que parece claro es que estamos ante la que puede ser última oportunidad de Rubalcaba para dar la vuelta a la campaña o, al menos, mejorar un poco las catastróficas previsiones que arrojan las encuestas.