El primer bloque fue resuelto con una inopinada reacción de Rajoy cuando Rubalcaba quedó en evidencia acusado de mentir con insidias; luego Mariano se dejó contagiar del ritmo que impuso Rubalcaba y la consistencia pasó a esa blandura acostumbrada con la que pierde fuelle Rajoy siguiendo guiones peestablecidos de los que ni siquiera disimula sus literales lecturas.
La clave está en el dontancredismo y pasar inadvertido con temas delicados que puedan suponer alinearse y concretar intenciones. Con todo, Rajoy fue ganador por puntos en un debate que podía haber sido para noquear a un contrincante más obligado a callar y echar balones fuera que a poder argüir argumentos realmente electoralistas.
Es de esperar alguna sorpresa fuera del ring electoral. De RuGALcaba no hay que fiarse ni aparentemente noqueado. Algo se trama a tenor de lo vivido estos años pasados.