El Partido Popular quiere transmitir la imagen de que en el País Vasco, como en el resto de España, el terrorismo dejó hace tiempo de ser el gran problema de los ciudadanos. Que si bien está ahí y hay que estar pendientes, ha calado la percepción de que ETA "ya está acabada" y lo único que le queda es anunciar el fin definitivo sin contrapartidas políticas.
Por el contrario, lo que le preocupa a los vascos, en voz de un estratega popular, es "la economía, cómo llegar a fin de mes, cómo conseguir que sus familiares en paro consigan trabajo". Y ahí es donde van a encontrar a Mariano Rajoy, en su papel de presidente de todos a fin de sacar a España de la grave crisis que atraviesa.
Así, el candidato popular a La Moncloa pisó suelo vasco no para hacer el más reprobatorio discurso contra la falsa conferencia de paz de San Sebastián, sino para a hablar de su libro, de la economía. Para ello, se trasladó a Abadiño, Vizcaya, para visitar la empresa de estampaciones Gestamp y reunirse con el sector. También se citó con representantes del mundo del automóvil. Es lo que más le gusta al líder: sentarse cara a cara con los encargados de los gremios más perjudicados por la crisis, escucharles y presentarles su recetario económico.
Conocer los problemas de primera mano, como lleva haciendo desde hace meses. Visita fábricas, empresas de todo tipo... pero, por otro lado, también se reúne con lo más granado de la banca y las finanzas, extremo que también hizo, ya en un almuerzo en Bilbao. No es la primera vez: en sus últimos desplazamientos a Barcelona, Valencia y Málaga también mantuvo encuentros al más alto nivel.
Economía, y más economía. Pero su visita a Bilbao, además, supone un gesto de sensatez frente a la anormalidad de la víspera. La fotografía "del cambio" frente a las instantáneas "de la vergüenza", que tuvieron como protagonistas a los denominados mediadores, miembros del mundo de ETA y a los socialistas, sus aliados precisamente en el País Vasco.
Sobre estos últimos, el PP mantendrá sine die su pacto de gobernabilidad con Patxi López, pese a la petitoria de las víctimas. Aseguran fuentes autorizadas de Génova que la alternativa es "aún peor" ya que situaría al PNV al frente del Gobierno vasco. Vaya por delante que "avergüenza" que Jesús Eguiguren participara en la cumbre etarra, pero el propio Rajoy avala que su hombre en la región, Antonio Basagoiti, defienda la vigencia del pacto a la espera de esas "pruebas irrefutables" de negociación soterrada.
Preguntado por los movimientos de ETA en una breve comparecencia en Abadiño, el líder de los populares se negó a "contribuir" con sus palabras "a todo lo que está pasando estos días". "Hay que ir a lo importante", y para él lo único que debiera llenar titulares es "un comunicado en el que ETA anuncia que abandona de manera definitiva su actividad".
Rajoy fue cristalino en cuanto a su posición de no reacción: "No tiene sentido entrar en estas cosas", llegó a decir. E insistió: "Desde la ley y el estado de derecho se puede derrotar a ETA". "Nada más" sobre "la ceremonia de la confusión", respondió, al volver a ser preguntado por la conferencia.
El líder de los populares tampoco entró a reprobar o a matizar las palabras de su corresponsal en Bruselas, Jaime Mayor Oreja. Tampoco las de José María Aznar o Esperanza Aguirre. Rajoy entiende que ellos también tienen un papel importante, pero que a él le corresponde otro; el de presidente de facto.
Y, en este sentido, encuadró su intervención ante los informadores. Lo que está haciendo en el País Vasco, dijo, es "explicar lo que yo creo que debemos hacer en política económica y escuchar a los empresarios". Pero, de entrada, puso dos objetivos encima de la mesa: "Crecer y crear empleo".
"Control del déficit público, reestructuración del sistema financiero y reformas estructurales", recetó, dedicando mucho más tiempo a este tema que al antiterrorista. La razón, insisten en el PP, es sustancial: en el País Vasco "no todo es ETA".