Ante la celebración de una mal llamada "conferencia de paz" en el País Vasco con la presencia del PSOE, Jaime Mayor Oreja ha hecho uno de sus habituales vaticinios: en su opinión, la reunión "abre una nueva etapa" que tiene como objetivo "la ruptura de España" con el denominado "derecho a decidir".
Su valoración cobra especial relevancia porque sus análisis se han demostrado certeros en las anteriores ocasiones, tanto con la anterior legislatura, con una negociación política en marcha, como en la actual, en la que ha denunciado en más de una ocasión que los contactos continuaban.
Así ocurrió, por ejemplo, en noviembre de 2007, con la negociación oficialmente rota después del atentado de la T-4. El eurodiputado se mostraba en ese tiempo convencido de que el proceso "seguía vivo" y que lo que se estaba produciendo en esos momentos era simplemente un "descanso". Afirmó que Zapatero "necesita a ETA" para su proyecto y que el proyecto de los terroristas seguía siendo "la destrucción de España". Además, recordaba que los etarras seguían en los Ayuntamientos a través de ANV.
En los meses finales de la primera legislatura, Mayor insistió, desde distintos foros, en que los objetivos de ETA, combinados con los intereses de los nacionalistas, perseguían destruir el constitucionalismo y lograr una "segunda transición" basada en una "sociedad débil", que excluya al PP y en la que puedan quedar encajados los objetivos que los etarras han venido buscando en estos años.
Tras las elecciones y la nueva victoria de Zapatero, Mayor Oreja insistió, pese a las voces que lo negaban, en que la negociación estaba sólo soterrada comparándola con el descanso entre los dos tiempos de un partido. Ignorado muchas veces por los propios dirigentes de su formación política, su diagnóstico le hizo estar en varias ocasiones en el punto de mira de la oposición. Especialmente virulentas fueron las críticas que recibió cuando, poco antes de las autonómicas y municipales, sostuvo que tenía la "certeza" de que el Gobierno estaba negociando.
En esa ocasión, el eurodiputado reiteró que PSOE y ETA son "aliados potenciales" puesto que ambos buscan una "España debilitada". Y advirtió de dos momentos clave en este segundo tiempo de la negociación englobado en un "proceso de resolución de conflictos" con presencia de mediadores internacionales: uno, las autonómicas y municipales, con la probable presencia de los terroristas; otro, las generales, cuando, tras la legalización "ETA devolvería el favor a Zapatero para ayudarle a ganar las elecciones".
Su primer vaticinio se cumplió como auguraba, con Bildu en los comicios gracias a una sentencia del Constitucional. El siguiente podría estar cumpliéndose ahora, con los "pasos" dados por la banda terrorista y con un PSOE dispuesto a rentabilizarlos en campaña.