Como ocurriera hace cinco meses la complacencia del Ministerio del Interior ha vuelto a ayudar a los indignados para que vuelvan a tomar el centro de Madrid. El departamento dirigido por el pupilo de Pérez Rubalcaba ha mantenido una postura idéntica y no ha impedido una marcha que no contaba con los permisos necesarios para ser autorizada.
Ni los indignados pidieron autorización a la Delegación del Gobierno en Madrid ni el Ministerio del Interior ha puesto ninguna pega a que este colectivo vuelva a desempeñar su papel de cara a las elecciones, tal y como ya hiciera en los pasados comicios locales y autonómicos.
De este modo, miles de indignados llegados en varias columnas desde distintos puntos de la capital de España confluyeron sin ningún tipo de problema en el centro de Madrid, concretamente en la Plaza de Cibeles para dirigirse todos juntos a la Puerta del Sol.
El despliegue policial durante la marcha sorprendió a todos, indignados incluidos, por la escasa presencia de agentes. De hecho, las directrices dadas a los policías, tal y como ha relatado el portavoz del CEP a esRadio, era que no se molestara a los manifestantes ni se respondiera a las provocaciones y que sobre todo se fuera "tolerantes" con ellos.
De esta guisa, estos miles de manifestantes ocuparon cinco meses después y con las mismas facilidades la Puerta del Sol. Además, han recibido un fuerte empujón desde distintos medios de comunicación públicos y privados. Radio Nacional de España, la cadena SER o La Sexta, entre otros, han estado llamando a la manifestación y animando a la ciudadanía a acudir a esta marcha indignada.
Este sábado también se celebraban cientos de marchas de indignados por todo el mundo y los españoles se confesaban orgullosos de haber puesto "la semilla" de todas las protestas. Su objetivo ha sido fallido puesto que el seguimiento en el extranjero ha sido bastante limitado.
La afluencia de gente en Asía y Oceanía ha sido prácticamente testimonial y ninguna de las marchas consiguió llegar al millar de asistentes. En ciudades como Tokio apenas se concentraron cien personas. En otras como Melbourne llegaban a las 750.
En Europa el seguimiento fue algo mayor aunque las cifras tampoco resultasen reseñables. En ciudades como Berlín salieron a la calle 5.000 personas y aún menos, unas 3.000, lo hacían en Bruselas.
Tan sólo Roma tuvo una participación numerosa y fue justamente allí donde se han producido los disturbios más importantes. Grupos de encapuchados han sembrado el caos en la capital italiana. Coches incendiados, tiendas saqueadas, iglesias profanadas y hasta se ha quemado un edificio del Ministerio de Defensa. El balance se ha saldado además con decenas de policías heridos.