Después de que el movimiento se hubiera desinflado en los últimos meses, sus integrantes quieren reactivarlo con España en situación preelectoral. Este 15 de octubre los indignados vuelven a manifestarse con la intención de hacer del suyo un movimiento "global", sacando a las calles a gente de todo el mundo con la ayuda, de nuevo, de internet. Disponen de un lema que quiere ser universal –"United for a global revolution", es decir, "unidos para la revolución mundial"– y afirman contar con el apoyo de otros indignados en más de 650 ciudades en unos ochenta países.
La fecha fue elegida en España: se escogió el pasado 30 de mayo, en una de las largas "asambleas" que por aquel entonces se celebraban en Sol ante la pasividad de las autoridades. En aquel momento la intención era que la protesta fuera secundada en Europa, aunque ahora los convocantes, entre ellos Democracia Real Ya, Acampada Sol, Juventud Sin Futuro y ATTAC, aspiran a ser seguidos por medio mundo.
La atención, sin embargo, seguirá centrada en nuestro país –hay convocatorias en 60 pueblos y ciudades- y, sobre todo, en Madrid. Además de que sea en la capital donde se encuentra la Puerta del Sol, que fue literalmente tomada el pasado mes de mayo, la convocatoria va a coincidir en el tiempo con la precampaña de las elecciones del próximo 20 de noviembre. El punto de mira sigue estando en la emblemática plaza, donde terminará la protesta y donde confluirán hasta ocho columnas de indignados procedentes de los cuatro puntos cardinales. Desde las doce del mediodía recorrerán Madrid hasta confluir en Cibeles. Desde allí, a las seis de la tarde, pondrán rumbo a la muy próxima Puerta del Sol.
Según explicaron este jueves los propios organizadores, que no han pedido permiso a Delegación del Gobierno para la protesta, en la plaza se celebrarán dos asambleas en las que quieren abordar, entre otras cosas, el futuro del movimiento. "Está previsto que la estancia en la plaza y el trabajo se prolongue durante toda la noche", afirmó una de sus representantes, en una frase que trae a la memoria las imágenes de la plaza ocupada. Aunque dicen no auspiciarlo, el movimiento no descarta una nueva acampada: "Si alguien decide acampar, lo hará bajo su responsabilidad".
Los lemas siguen siendo muy similares a los utilizados en anteriores protestas. "Unidos en una sola voz, haremos saber a los políticos, y a las élites financieras a las que sirven, que ahora somos nosotros, la gente, quienes decidiremos nuestro futuro", afirman en el comunicado oficial. Insisten en el "No nos representan" y desde la rueda de prensa de la convocatoria ahondaron en la idea de que luchan por una "auténtica democracia" y por los "derechos ciudadanos". Insisten en apuntar que ellos no piden el voto ni a favor ni en contra de ningún partido –aunque sí lo hizo su mentor, Hessel, atacando al PP- pero apelan a los ciudadanos a "analizar de manera responsable las distintas opciones" y votar "en consecuencia".
Los convocantes afirman que el resultado de las elecciones "no va a variar la dinámica del movimiento" pero lo que se teme ahora es que sean ellos los que busquen interferir en la precampaña, como hicieron en las autonómicas, con nuevas convocatorias e incluso con una nueva acampada. Aún están muy recientes las imágenes de lo que ocurrió tras la manifestación original del 15 de mayo, cuando un grupo de manifestantes decidió quedarse en la plaza y, pese a las actuaciones iniciales, no fueron desalojados por la Policía. Los indignados se manifestaron cada día de la campaña hasta el 22-M, incluida la jornada de reflexión pese a la prohibición de la Junta Electoral. Tras los comicios, sobre los que las protestas tuvieron un efecto nulo, la acampada ilegal continuó, con asambleas diarias y puestos "informativos" que se fueron multiplicando hasta casi cubrir la céntrica plaza.
Además de por la desoladora imagen de Sol llena de toldos de plástico y maderas, los indignados continuaron durante semanas estando de actualidad por su presencia en la toma de posesión de alcaldes o parlamentarios. Especialmente relevante fue su actuación frente al Parlamento catalán: un grupo de ellos agredió a varios políticos. Cuando el movimiento iba perdiendo fuerza, los indignados trataron de revitalizarlo con una nueva protesta genérica contra la gestión de la crisis el pasado 19 de junio. Tuvo mucho menor seguimiento.
La confluencia con los sindicatos
La acampada concluyó oficialmente el pasado 3 de agosto, cuando, aprovechando el verano, Interior se decidió a desalojar a los últimos indignados. Se sucedieron, no obstante, varias protestas "espontáneas" con cortes de calles en el centro de Madrid. Sol estaba, pues, vacío cuando se celebró unos días más tarde la Jornada Mundial de la Juventud, pero una manifestación contra el evento, secundada por el 15-M, pasó por la plaza y se vivieron momentos de gran tensión entre los manifestantes y los jóvenes cristianos que llenaban el centro de la capital.
El 15-M ha llegado a otoño notablemente menguado y sin que sus propuestas hayan tenido una respuesta política, más allá de guiños electoralistas por parte, sobre todo, de PSOE e IU. Es aún una incógnita si el eco mediático que ha tenido la convocatoria de este 15-O se traducirá en un gran número de manifestantes y si llegará otra vez para quedarse. De momento, sí se sabe que contarán con el apoyo de los sindicatos, muy activos también en precampaña contra el gobierno regional de Esperanza Aguirre por el decreto de Educación. Además del apoyo explícito de Toxo y Méndez, está previsto que con los indignados desfilen los sindicalistas de camiseta verde que han protagonizado protestas contra la presidenta regional. La plataforma "Soy Pública" ha convocado una nueva marcha para este mismo sábado, a las 17 horas, que terminará sumándose a la concentración indignada.