Duran lleva razón, los nacionalismos no odian, solo desprecian, pues en el fondo de su alma se creen superiores, y si no lean Vds los escritos de Sabina Arana.
Lo dice esa calamidad que ni siquiera es catalán, toda esa chusma nazionanista está de atar.
Por supuesto que nos odias y nos desprecias,¡no das más de sí!.Un palurdo de miras tan estrechas,rencoroso y avaricioso,tiene una altura moral que sólo da para sentimientos rastreros.Tiene el discurso casero,donde es él mismo, y el discurso para los demás;esta zorrería es la única cosa que sugiere cierto ingenio,por lo demás es simplemente un tarugo.Mientras Franco invertía en Cataluña,en carrteras(las primeras autopistas),en ferrocarries(los primeros ferrocarriles),etc,y convertía a Cataluña en la "joya de la Dictadura",a nosotros nos metía de nuevo en la Edad Media.Se puede discutir de todo,del Estatut,del Per,de lo que tú quieras,pero así no.
Vivo en andalucía y creo que las palabras de Lérida fuerno desafortunadas, y no recuerda por ejemplo los miles de millones de euros que han invertido los españoles en algunas empresas como SEAT (cuyos trabajadores hoy en día trabajan menos que la mayoría de los agricultores andaluces), que equivale a varias veces lo invertido en el PER, para que encima se quieran queder con el IVa, pero desde luego tiene razón en una cosa el PER debe desaparecer, por el mensaje que lanza:"cobrarás por no trabajar".
Comentario de fernand5
el día 30 de Abril de 2011 a las 17:11:14:
BURGUESIA CATALANA:
Se hizo rica con el mercado español cautivo. El textil inglés era mejor y más barato que el catalán pero el ciudadano del resto de España TENIA que comprar la lana catalana.
Al ser rico te crees que eres un fenómeno, te haces el interesante y comienzas a sentirte nacionalista porque piensas que Cataluña no necesita de España.
En 1934 Companys apoya el golpe de estado del PSOE (Revolución de Asturias) y declara el Estat Catalá. A las 10 horas salian todos
huyendo por las alcantarillas, con Josep Dencás a la cabeza.
En 1936 estalla la guerra civil, en Barcelona y comarca manda el anarquismo (CNT-FAI) y el comunismo (POUM y PSUC-PCE), de forma que las fábricas catalanas son incautadas por los milicianos y los burgueses tienen que esconderse o huir.
Los dueños del textil lo ven muy negro y terminan pidiendo ayuda al ejército nacional para que puedan recuperar sus "fabriquetas".
Yagüe termina entrando en Barcelona con toda la ciudad aclamándole. Los burgueses barceloneses recuperan sus fábricas.
Estos mismos en los años 60 se reunen en Bocaccio en Barcelona, tomando gin-tonics y whisky del caro y se hacen llamar "la gauche divine" mientras arreglan el mundo.
Llega Pujol y TODOS son nacionalistas de toda la vida y se suman al carro nacionalista a ver si pueden trincar algo. Votan CiU, PSC, PSUC y ERC.
Muy resumido pero creo que se entiende.
Hay que acabar cuanto antes con la xenofobia catalana hacia todo lo español
¿Como que no había odio?Si es el odio lo que alimenta a los nazionalismos.Odio y xenofobia.Y hoy es con los andaluces,que ya tienen bastante con la ruina en la que les ha dejado el psoe,mañana con los extremeños,a cuyos hijos llaman "muertos de hambre" y hacen campañas pagadas con dinero público para que les apadrinen,y pasado nos toca a los madrileños porque les apetece.Si esto no es odio¿que es señor Lérida?.
Para que este jilipollas no vaya riendose de los demás, procure no comprar productos catalanes y verá que risa les da.
FE DE ERRATAS.
En mis comentarios anteriores sobre "AIRE DE ROMA ANDALUZA"
olvidé la Parte III que transcribo a continuación:
"AIRE DE ROMA ANDALUZA" (Parte III)
Antes, la Bética había sido el florón de la Hispania romana. Tenía semillas de cuando los antiguos griegos comerciaban con Tartesos y prestaban a los iberos y los turdetanos su alfabeto y ofrecían un modelo a su arte: de la dama de Elche a los relieves de Porcuna que ahora han podido verse en Barcelona, todo es arte griego provincial. Luego, con los romanos, llegó una segunda helenización; luego, con los árabes, ya he dicho, una tercera. Y con los cristianos, una cuarta.
Tantas palabras nuestras, llegadas a través del árabe, son en su origen, griegas: del albérchigo a la alquimia y el alambique, de la fonda al albéitar, del arroz a la acelga y a la guitarra.
Hubo, cual un paréntesis, el episodio de la Bética violada por los vándalos, que la dejaron el nombre de Andalucía, como ciertos maridos que abandonan a sus mujeres les dejan su apellido en Francia o Inglaterra. Y vinieron los árabes: unos pocos miles, algunos beréberes más. La población hispano-romana era (y es) la dominante. Resistió un tiempo en sus creencias, luego perdió su religión y su lengua. Ya se sabe, el musulmán estaba exento de la capitación. ¿Cuántos no cambiarían de religión si con ello se libraran de la contribución sobre la renta? Pero algunos fueron fieles, luego, hasta el final. Y sus descendientes se encuentran, hoy, en Marruecos y Túnez.
Ya no se dice Bética sino Andalucía y el Betis es hoy el Guadalquivir, "el Gran Río" ("Oh gran río, gran rey de Andalucía", cantó Góngora). Queda el Guadiana, el Anas de los romanos. Y Córdoba. Y tantos nombres más. Y cuando se da un golpe de azada o de tractor, salen a la luz los más ilustres bronces romanos con decretos y edictos, las más bellas esculturas. Pero queda, sobre todo, una herencia que ha permanecido viva y que árabes y cristianos no han hecho sino reafirmar. Está viva en el mismo temple y humanidad de las gentes. Y cuando vemos las vírgenes y las procesiones incomparables nos viene a la memoria la procesión de Isis de que se nos habla en relación con el martirio en Sevilla de las Santas Justa y Rufina.
(sigue)
Yo ya no tengo cuenta en estas cajas