Rajoy reclama un mandato claro con un llamamiento a la unidad y la concordia
Aunque sin programa, Rajoy se presentó como el candidato de la concordia y del consenso. Apuesta por "dialogar con todos". Firme en la lucha contra ETA.
Esperanza en el futuro pero con la certeza -que quiere transmitir a todos los españoles- de que salir de la crisis no será fácil y acarreará del esfuerzo de todos. Mariano Rajoy se definió preparado y capacitado para asumir las riendas de un país en penumbra en su puesto de largo como candidato del PP a presidir el Gobierno de España. Hizo política con mayúsculas, tocando cada una de las patas de nuestro sistema, hoy tambaleantes.
Rajoy se presentó como presidente de facto, como quien sabe que va a ganar las elecciones y lo que prepara ya es el día después. Y en esta andadura ya no teme que alguien de su partido le pueda hacer sombra sino que, más bien al contrario, les considera colaboradores de su proyecto. De ahí que, escuchándole, estuvieran quien en su día fue su rival a liderar el PP, Rodrigo Rato, o su antecesor y aún ídolo de masas populares, José María Aznar.
Las primeras filas del inmenso auditorio preparado para acoger la clausura de la Convención Nacional del partido, en el Palacio de Ferias de Málaga, dejaba una fotografía de poder inmenso, en materia política pero también diplomática, empresarial y social. Todos los presidentes autonómicos del PP, exceptuando a Esperanza Aguirre, más de una veintena de embajadores, banqueros, sindicatos, representantes de otras formaciones políticas, altas instituciones del Estado...
Era la instantánea perfecta, a la que añadir el folclore -más aún en Andalucía- que ofrecieron los más de diez mil militantes y simpatizantes que, casi en éxtasis, clamaban por su líder. Y lo era porque el compromiso de Rajoy no es otro que el de alcanzar un gran pacto de recuperación nacional en el que no quede absolutamente nadie excluido.
"Mi primer propósito: unir a todos los españoles en un gran proyecto común. No importa su procedencia ni sus simpatías políticas. No importa que haya votado o no al PP. Necesitamos a todos y les llamamos a todos. Cuantos más seamos, antes saldremos de la crisis", afirmó un Rajoy que se vino arriba, en sintonía total con el auditorio.
Lo que el PP ofrece a la sociedad, continuó, "no es un proyecto partidista sino un compromiso de gobierno contra la crisis". Y vino entonces la que se convirtió en una de las frases de la jornada: "No quiero ser el presidente del Gobierno de los militantes del PP. Quiero ser el presidente de todos los españoles, de todos", solemnizó, recibiendo otra catarata de aplausos.
"Es lo que la mayoría, es lo que quiero yo y es lo que necesita España", zanjó, para marcarse como gran prioridad "que España venza la crisis, que sea un país de oportunidades, de empleo y de riqueza para todos. El cambio es que haya empleo en España, ése es el cambio".
La receta que plantea ya es conocida: "Austeridad y reformas", si bien los populares finalmente rehusaron presentar su Programa Electoral, dicen, por la "coyuntura actual". Lo que sí prometió Rajoy es una "política económica ordenada, coherente" y que dé "estabilidad y certidumbre".
"Queremos administraciones que no gasten lo que no tienen, que no hipotequen su futuro" y, además, dejó claro que siempre defenderá "la cohesión social, el estado de bienestar y nuestro servicio público". Ahora bien, "no desde las falsas promesas y palabras huecas, sino desde una buena gestión de la economía. Los mayores enemigos de las políticas económicas son los malos gestores", remató.
En su yo me comprometo particular Rajoy aseguró que dirá la verdad "aunque a veces sea incómoda", explicará "las decisiones que tomemos", será previsible y transmitirá certidumbres. Pero, sobre todo, "me comprometo a gobernar desde la responsabilidad" ya que "nos jugamos muchos y lo mejor es no dejar nada al azar". Y en esa acción de gobierno también incluyó la educación y, pese a ser inusual en él, la lucha contra el terrorismo: "No hay lugar para ETA ni hueco para sus defensores, sólo cabe la democracia. En la España que yo quiero vencerán la libertad y la justicia y será siempre vencida la sinrazón y la barbarie", aseveró.
"Valentía política", destacó un candidato en pro a la concordia. Fue éste su mensaje más repetido, más machacado: "Gobernar desde el diálogo. Sea cual sea el resultado de las urnas, hablaremos con todos". Y en este sentido puso como ejemplo sus alianzas con el PAR y UPN, "buena prueba de lo que estoy diciendo".
"Quiero entenderme porque el objetivo nacional es sacar a España de la crisis, generar empleo", y por ello apeló a "la concordia entre españoles". Concordia, definió, "es trabajar juntos aunque no estemos de acuerdo en muchas cosas" y no lo hecho en la era socialista, con "bandos y trincheras". "Tenemos que crear nuevas afinidades entre españoles y no atizar viejas discordias".
Rajoy, que no dedicó ni un segundo a mentar a José Luis Rodríguez Zapatero o Alfredo Pérez Rubalcaba, sí que hizo ese ejercidito de decir "la verdad" al destacar que la herencia que recibirá el 20-N es la peor de las posibles: "Tienen motivos para ocultarse y para avergonzarse, porque es para avergonzarse", apuntó con el "a por ellos" como ruido de fondo.
"Le peor herencia inimaginable", resumió, pero en su habitual mensaje de esperanza afirmó que se puede "superar" porque "España puede salir de la crisis". "Esto no es cosa de un día, ni de una semana, ni de un mes, pero se saldrá, saldremos de la crisis", siendo el primer motivo de confianza la propia sociedad española.
Y es que Rajoy llegó a citar a su padre, a todos los padres, para proclamar que "podemos volver a hacerlo aunque no va a ser fácil". "Ya lo hicieron", recordó, el presidente Aznar o el ahora enfermo Adolfo Suárez.
"Los españoles no quieren escuchar más agoreros que agitan fantasmas contra la esperanza del cambio", destacó, con esos sondeos debajo del brazo que le dan la mayoría absoluta. Frente al PSOE, Rajoy presentó a un PP "a disposición de todos los españoles". Pero, precisamente, a ese PP que no hace tanto bajaba con aguas revueltas también le mandó un último mensaje: "Trabajaré como nadie para demostrar que habéis acertado".
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