Utilizando expresiones más habituales en el tratamiento de índices económicos como el Euribor, El País dice que la banda terrorista ETA se encuentra en "mínimos históricos" gracias al "cerco policial y el fin de las extorsiones". Según la información con la que abre su edición de este domingo el rotativo de Prisa, ETA dispone tan sólo de 50 terroristas en activo y de 3,1 millones de euros.
No comenta, en cambio, las jugosas partidas presupuestarias que recibe Bildu del dinero de todos los españoles y que, según los cálculos de Mikel Buesa, podrían ascender a casi 50 millones de euros sólo por haberle permitido concurrir a las elecciones municipales y autonómicas.
En cualquier caso, El País parece suscribir las tesis de Rubalcaba, que lleva tiempo vendiendo que el final de ETA está a la vuelta de la esquina y dice que "el dinero que tiene la banda le daría para seguir un año" únicamente.
Tan optimista se muestra este diario que en uno de los apoyos a la noticia describe lo que son, a su juicio, los "datos de una crisis", recordando "la tregua", las "detenciones", el "desplome" del terrorismo callejero, el "debate de los presos" o los "ingresos".
También afirma que "la banda ha sido forzada a esta política de ajustes al ver cómo se reducían sus arcas por la renuncia a seguir extorsionando. En su lugar, dice El País, citando fuentes de la lucha antiterrorista, que ETA vive ahora "de los ahorros y de las llamadas aportaciones voluntarias de quienes simpatizan con ella".
Además, dicen que "la banda empleó parte de su dinero en operaciones especulativas con dólares, que le supusieron fuertes pérdidas. Las compras de divisas", sigue El País, "se hicieron cuando aún mandaba Mikel Antza, detenido en 2004, pero ese dinero no se cambió a euros hasta finales de 2007."
En definitiva, sin mencionar las fuertes partidas presupuestarias con las que cuenta después de que Bildu haya accedido a las instituciones y que, recordemos podrían superar los 50 millones de euros, El País dibuja hoy una banda terrorista en las últimas, con apenas medio centenar de terroristas en activo –pero parados- y prácticamente arruinadas por su decisión de no volver a recurrir a la extorsión.