Por muchas motivaciones y reivindicaciones patrias que haga, Eta sigue siendo una banda criminal y por tanto sus miembros son unos criminales a los que un Estado de Derecho debe exigirles la entrega de las armas, que no es lo mismo que dejar las armas, que por lo visto, serán guardadas por los terroristas de “quita y pon” para ser utilizadas cuando convenga y como constante amenaza. Lo de la entrega de armas no debe ser “una opción” que tiene ETA, sino una imposición del Estado de Derecho.
Un gobierno democrático, no puede permitir esa aberración. Las armas de guerra las tienen la Policía y el Ejército.
Si según este gobierno felón, los criminales de Eta merecen ser trasformados en pacíficos ciudadanos a base de colocarlos en la administración o hacerlos ricos, el mismo trato y la misma medida deberían merecer los presos comunes que para dejar de serlo y siguiendo la buenísima técnica de este gobierno traidor, han de ser convertidos en millonarios para que dejen de robar o cometer delitos.
O sea, que para este gobierno miserable es más importante enriquecer a los asesinos y delincuentes para que dejen su siniestro oficio, en vez de perseguirlos y conseguir el castigo para quienes incumplen las leyes. ¡Vamos anda!
Esta deferencia gubernamental socialista sólo tienen una explicación: Agradecimiento y pago a quienes con sus bombas atentaron el 11-M y no reivindicaron sus crímenes, para que sus socios socialistas acusaran a unos mercenarios marroquíes que sirvieron de cebo para manipular a las masas y cambiar votos y al gobierno que les perseguía y acorralaba, por otro colaborador con banda armada, como hemos visto durante estos, casi ocho años.
¡Es tan miserable y canallesco el asunto que aún quedan personas que no se lo creen!