El expresidente de la Comunidad de Madrid Joaquín Leguina considera que el "caso Faisán" es "un ataque contra el sentido común" y sitúa "en el campo circense" el procesamiento de tres altos mandos policiales por colaboración con banda armada.
En una entrada en su blog titulada "Faisanes y otros pájaros", Leguina explica que "no es nuevo en España" que un juez instructor de la Audiencia Nacional "empapele" a tres altos funcionarios del Ministerio del Interior por hechos derivados de su actividad contra-terrorista, aunque sí lo sería en los Estados Unidos, en el Reino Unido o en el resto de países desarrollados que han sufrido o sufren el terrorismo.
"Sería chusco si no fuera hiriente", apunta el socialista, que a los tres policías se les acuse de un delito de colaboración terrorista en el "caso Faisán" por el chivatazo que en 2006 alertó a ETA de una operación contra su aparato de extorsión, según informa Europa Press.
Este hecho "sólo se entiende en el campo circense o en el de la estupidez post-moderna llamada récord Guiness", opina Leguina, quien ve el asunto del Faisán como "un ataque contra el sentido común".
Según la acusación, recuerda el expresidente, los tres altos responsables de la lucha antiterrorista alertaron a unos extorsionadores etarras de que se les iba a detener, con lo cual "los pájaros consiguieron tomar el olivo y fueron detenidos más tarde".
Leguina indica que quizá el chivatazo se produjo "porque en aquel momento el Gobierno estaba negociando con ETA un 'proceso de paz' (fallido como todos) y, probablemente, no quería meter más presión en la olla", pero subraya que "cuando los etarras pusieron las bombas en la T-4 rompiendo así la tregua, pues se encerró a los del 'Faisán'".
Reconoce que "se puede estar en desacuerdo con la 'negociación' con ETA", pero hay que admitir que "todos los Gobiernos lo han hecho". El expresidente cree que, en la lógica del juez instructor del "caso Faisán", si un representante del Estado se sienta en la misma mesa que un etarra, está colaborando con una banda armada y el Gobierno no tiene margen de maniobra durante tales trances, lo que, a su juicio, equivale a decir "que prevalezca la justicia y perezca todo el mundo".