Rajoy promete a Camps un cargo de "responsabilidad" tras las generales
La llamada de Rajoy fue determinante para la dimisión de Camps. Nunca pensó en declararse culpable.
Camps anunció su dimisión esta tarde tras una llamada de Rajoy, recibida minutos antes y tras las infructuosas gestiones de los enviados de Génova para forzarle a que se declarara culpable. Esa llamada fue decisiva, pero no la única en los últimos días.
Para intentar convencer a Camps de que tenía que declararse culpable, Rajoy envió a su hombre en estas lides: Federico Trillo, responsable de Justicia de la formación y diputado por Alicante. El tridente negociador lo completaban Juan Cotino y Ricardo Blasco, que se reunieron en constantes ocasiones.
Pero Camps es "de palabra, católico hasta la médula" y nunca pensó en hacerlo. Su aliado en esta decisión fue Ricardo Costa, su número dos en la primera batalla interna por la trama Gürtel y, hasta hoy, el mayor perjudicado por perder hasta el carnet de militante.
Al ex secretario general del PPCV se le llegó a prometer "mano" una vez ganadas las elecciones para que la Fiscalía no indagara a propósito de la trama de financiación ilegal, la verdadera mancha negra, pero él siempre renunció -asesorado por sus abogados- a declararse culpable.
Descartada toda posibilidad de que Camps se autoinculpara, Rajoy decidió actuar y entablar una conversación directa con el que, tras su segunda derrota electoral contra Zapatero, le apuntaló al frente del PP y le ayudó a conseguir los avales necesarios. "Por el bien del partido", según las fuentes, "lo mejor es que te marches", le vino a decir.
Aunque desde Génova se insiste en que no ha habido "cocina", Rajoy acabó por imponerse. Como lo hizo con Bárcenas, a quien echó sin comparecencia alguna y tras un año de tira y aflojas.
Rajoy, como es habitual en él, no utilizó palabras gruesas, algo que dejó a su entorno. A Camps se le llegó a amenazar con una gestora si se sentaba en el banquillo, como era su intención. El gran objetivo es que no manchara la campaña electoral de las generales, lo más temido por la dirección nacional.
Ahora bien, en este caso, hay contrapartida: un cargo "de responsabilidad" una vez Rajoy gane las elecciones generales y se demuestre su "inocencia". En los círculos valencianos suena con fuerza el de embajador ante la Santa Sede, precisamente por su fervor católico.
Fuentes del PP apuntan que Rajoy le indicó de forma "muy clara" que, dentro de su autonomía e independencia, sus opciones eran o bien "aguantar durante cuatro años la deshonra de ser un presidente" con una condena, o bien renunciar al cargo.
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