Blanco es feliz y no lo disimula. Entró radiante en la rueda de prensa del Consejo de Ministros y la sonrisa no le abandonó durante toda su intervención, ya vendiera su gestión en Fomento, hablara del déficit o de las pruebas de estrés. Ni siquiera cambió el gesto al ser preguntada sobre la denuncia de Cospedal y las facturas de Castilla-La Mancha.
Demostró conocer a los periodistas, a los que se dirigía por el medio al que representa o incluso por su nombre de pila y no tuvo problema en responder, y con largueza, a todas las preguntas que se le hicieron.
Eso sí, se aferró al "respeto a las decisiones judiciales, todas" para no comentar ni valorar las críticas que se produjeron ayer al juez Ruz desde el mismo ministerio de la Presidencia. Aprovechó, además, para dejar claro que Rubalcaba ya no es nadie en el Gobierno y limitó su opinión sobre el chivatazo a las declaraciones de un "candidato".
Eso sí, dijo que "ese proceso no ha acabado y no se puede prejuzgar. Todos los etarras han sido detenidos y están en la cárcel, la gestión de Interior ha sido un éxito", dijo y le pareció que "a veces no ponemos énfasis en las cosas importantes y lo ponemos en las cosas menos importantes".
Tampoco quiso pronunciarse sobre Campas. "Lo que puedo opinar es irrelevante, lo relevante es lo que pueda opinar Rajoy".
Se despidió diciendo que no hablará en esa mesa del "candidato Rubalcaba". Y adelantó su respuesta para cada vez que le pregunten por el adelanto electoral. "Queda una semana menos para las elecciones".