La juez de la Audiencia Nacional Ángela Murillo ha reprendido a la etarra Idoia Mendizábal Múgica, alias Ilargi, durante un juicio por poner los pies encima del banco de la sala acristalada desde la que estaba siguiendo el procedimiento. "¡Guarde la compostura, que no está usted en un bar, señora!", le ha dicho. Ante las protestas de la acusada, ha añadido: "¡Que se siente normal!".
El fiscal Daniel Campos ha elevado a definitiva su petición de 25 años de cárcel para Mendizabal por arrojar el 31 de enero de 1998, junto a una decena de personas, varios cócteles molotov que impactaron en la vivienda de una agente de la Ertzaintza que vivía en la localidad guipuzcoana de Idiazábal.
El representante del Ministerio Público le imputa los delitos de incendio, tenencia y empleo de aparatos inflamables y atentado, al considerar que su participación en los hechos fue "flagrante", ya que a los pocos minutos del ataque fue detenida por una patrulla de la Ertzaintza junto a su hermano Ekain e Idoia Garmendia, que en el momento de los hechos tenían 16 y 17 años, respectivamente.
En su informe definitivo de conclusiones, Campos ha asegurado que la intención de los agresores "era la peor posible" porque lanzaron los cócteles molotov cuando la agente estaba durmiendo junto a su padre y su hermano y la deflagración provocó "llamaradas" en dos habitaciones de la vivienda, por lo que pudieron tener "resultados fatales para la vida de las personas".
Disparó al aire
Durante su interrogatorio, la acusada ha tratado de defender su pertenencia a ETA, aunque la presidenta del tribunal ha interrumpido su alegato y le ha enviado al recinto acristalado de la sala de las vistas.
En el juicio también ha comparecido la agente de la policía autónoma vasca que fue víctima de estos hechos, que ha reconocido a la acusada como una de las personas que protagonizó el ataque, durante el cual tuvo que disparar dos veces al aire con su arma reglamentaria. Después persiguió a los asaltantes hasta una pista forestal, donde tres de ellos fueron detenidos por una dotación de la Ertzaintza que estaba patrullando por la zona.
También han declarado dos peritos de la policía autónoma vasca que han explicado que la vivienda sufrió un total de 16 impactos que afectaron a la fachada principal y una terraza, y afectó a las ventanas y puertas del inmueble. Los daños en la vivienda fueron valorados en más de un millón de pesetas (6.000 euros).
Mendizábal Múgica, natural de Lazcao (Guipúzcoa), se inició en ETA en 1997 como miembro del grupo Olaia, en el que también se integraba el ex jefe militar de ETA Garikoitz Aspiazu Rubina, Txeroki. Entre las acciones que se le imputan está la colocación de un artefacto lapa en los bajos del vehículo del socialista Eduardo Madina.
Fue arrestada en octubre de 2005 en la localidad francesa de Aurillac junto al entonces jefe de los grupos de ETA Harriet Aguirre García. En marzo pasado fue condenada a 377 años de cárcel por su participación en el intento de asesinato de la teniente de alcalde de Portugalete (Vizcaya) Esther Cabezudo, el 28 de febrero de 2002, mediante la colocación de un 'carrito bomba' que debía estallar a su paso por la calle que conducía al Ayuntamiento.
Atentado contra El Correo
Por su parte, en otros de los juicios celebrados en la Audiencia Nacional, los familiares del terrorista de ETA Ibai Beobide han animado al acusado al término de la vista oral con gritos de "¡Ibai, eres el puto amo!".
La Sección Segunda de la Sala de lo Penal ha celebrado el juicio contra Beobide, a quien se conoció como "el etarra de la bicicleta" ya que fue detenido cuando circulaban en este vehículo entre Asteasu y Villabona (Guipúzcoa) en febrero de 2010. El ex jefe militar de ETA Garikoitz Aspiazu Rubina, alias Txeroki, ya instauró el uso de bicicletas entre los miembros de los grupos para eludir controles de seguridad.
Beobide se enfrenta a una petición fiscal de 15 años de prisión por un delito de estragos terroristas que habría cometido al colocar el 8 de junio de 2008 una bomba en la rotativa de El Correo, ubicada en el polígono industrial Torrelarragoiti del municipio vizcaíno de Zamudio.
Ante el tribunal, presidido por el magistrado Ángel Hurtado, han acudido ocho agentes de la Ertzaintza y la Guardia Civil que han rememorado que aquel día "hubo una explosión" en las instalaciones del periódico y que no tuvieron constancia de ninguna llamada previa que advirtiera del ataque. "No sabíamos muy bien lo que había ocurrido, si los grandes desperfectos tuvieron origen en un artefacto o en una explosión de tipo laboral", han indicado.
Desplazados los técnicos de explosivos al lugar de los hechos, confirmaron que la explosión había sido producida por una bomba, compuesta de amonal y nitrometano, y descubrieron cuatro "huellas de calzado" en las proximidades de la entrada de la nave. Sin embargo, han dicho los testigos, "llovía y el tratamiento que hicimos dio negativo", por lo que no se pudo relacionar la huella con ninguna persona.
Los agentes también han destacado que todas las cámaras de seguridad funcionaban, excepto la que justamente estaba colocada en el lugar donde los atacantes colocaron el artefacto explosivo. Además, han señalado que Beobide identificó a sus compañeras de comando en un reconocimiento fotográfico y que dibujó un croquis con el zulo en el que guardaba el material explosivo.
Los testigos han indicado que Beobide declaró ante ellos que fabricó la bomba en el trastero de una de las compañeras del grupo Basakatu. Por otra parte, han señalado que portaba una "arma de fuego semiautomática cargada y lista para ser usada" cuando fue detenido y han añadido que se autolesionó en el vehículo policial y en el centro de Socorro de San Sebastián, al que se le trasladó.
En este sentido, la médico forense ha atestiguado que Beobide le manifestó que se había autolesionado y ha asegurado que no encontró "ningún dato objetivo" que apuntara a la posibilidad de que hubiera recibido malos tratos. Al término de la vista, el abogado defensor ha solicitado la libre absolución de su cliente al entender que no existe prueba de cargo para inculparle.
Según la fiscal Ana Noé, Beobide se desplazó a Saint Marie de Campan (Francia) para recibir instrucciones sobre el manejo de armas y explosivos por parte de miembros de la banda terrorista ETA, que le encargaron formar un grupo de legales y realizar informaciones sobre objetivos como el diario 'El Correo'.
Posteriormente, Beobide integró, junto a Oihana Mardaras e Itziar Moreno, el grupo Basakatu y preparó una mochila-bomba que, posteriormente, colocó en el polígono industrial de Torrelarragoiti, en el barrio de San Martín de Arteaga, en el que se editaba e imprimía el diario 'El Correo', propiedad del grupo Vocento.
Medio centenar de trabajadores se encontraba en el interior de la nave en el momento en el que el artefacto hacía explosión a las 3.00 horas de aquel 8 de junio. Pese a que no provocó daños personales, sí causó daños materiales tasados en 484539,58 euros, por los que se pide al acusado que indemnice a los perjudicados o al Consorcio de Seguros.