El principal problema en la lucha contra ETA es el Gobierno y su política antiterrorista. Es el diagnóstico de Ignacio Astarloa, quien fuera secretario de Estado de Seguridad y hombre tanto de José María Aznar como de Mariano Rajoy en estas lides, hasta el cambio de rumbo que supuso el Congreso de Valencia.
Astarloa dibujó un Estado de Derecho tocado de muerte y un único culpable: el Ejecutivo, al que acusó de "destruir" su legitimidad a tenor de que la banda terrorista "ha alcanzado unos objetivos que hasta hace poco tiempo eran impensables".
"Cuando oigo al presidente del Gobierno y al ya ex ministro de Interior diciendo ‘estamos ante el final’ mi reflexión es ‘¿o sea que el final era esto?’", arrancó el ahora diputado raso, y que fue el encargado de clausurar el curso de política institucional del Campus FAES.
Fue, sin duda, el discurso más firme de los escuchados en la cita del laboratorio de ideas de los populares, y el auditorio se lo agradeció con una cerrada ovación. Y es que Astarloa dio nombres y apellidos, José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba, al solemnizar que para ellos "el final" es que "a despecho de lo que dice la ley y de lo que ellos mismos anunciaban, ETA volviese a tener conjuntamente votos y bombas".
En otras palabras, "partidos para elegir, estar en las instituciones y financiándose con el dinero de los ciudadanos", pero sin condenar el terrorismo. Por ello, añadió no sin pesadumbre, ETA "no ha tenido nunca una mejor base de partida para presionar sobre los pasos siguientes, para imponer su modelo de país a velocidad de vértigo y para negociar con las pistolas encima de nuestras cabezas".
"Esto que Alfredo Pérez Rubalcaba y Zapatero llaman obsesivamente ‘estar más cerca del final’. Es la papeleta que están dejando este par de irresponsables irredentos al Gobierno siguiente", remató, en una intervención durísima a la par que "brillante" según miembros de FAES, consultados por este diario. "Lástima que no estuviera Rajoy para escucharle", destacó uno de ellos, si bien el líder del PP, precisamente también en FAES, aseguró sobre Bildu que no es "irreversible" su presencia en organismos públicos.
Siguiendo con Astarloa, atizó nuevamente al Gobierno acusándole de "neutralizar una de las leyes que más daño ha hecho al terror, que es la Ley de Partidos, a través de algo que ha dado la impresión de que era inevitable pero que estaba perfectamente calculado". Y es que, al hilo de lo denunciado en no pocas ocasiones por Jaime Mayor Oreja, el diputado popular también cree que el Ejecutivo está negociando con los asesinos.
Hecho el diagnóstico, llegó el turno de poner deberes. "El próximo Gobierno deberá dibujar una nueva política antiterrorista con los viejos principios, que siguen siendo válidos, y con un nuevo instrumental para llevar a cabo tres propósitos", que dijo son "nuevos procesos de ilegalización de partidos, instrumentos que permitan sacar a los electos de las instituciones una vez que se ilegalicen y poner todos los medios para ejecutar todo lo anterior".
"Son complejos", admitió Astarloa, cuyo conocimiento de las leyes nadie discute. Y precisamente en clave judicial cerró su discurso llamando, visto lo visto con el Tribunal Constitucional con Bildu, a "una nueva división de poderes" porque hoy "el que gana las elecciones detenta el poder ejecutivo, el legislativo y el control del poder judicial".
"El edificio constitucional está llenándose de grietas y tiene riesgo de venirse abajo. Poner en riesgo la Constitución es poner en riesgo el punto de acuerdo que los españoles han encontrado para sí en este momento histórico", concluyó.