Ver la tele en su celda individual y jugar al frontón, la rutina de Otegi en la cárcel

La Audiencia Nacional está pendiente de sentenciar si intentó o no reconstruir la ilegalizada Batasuna a través de Bateragune, y aún está pendiente la repetición del juicio por su participación en el homenaje al etarra "Argala".

A pesar de acumular procesos, la vida de Arnaldo Otegi en la cárcel es más confortable de lo que pudiera parecer, según publica La Razón.

Tal y como dice el diario, su rutina incluye levantarse a las ocho, hacer la cama, arreglar la celda y bajar a desayunar. El resto de la mañana lo dedica a jugar al frontón y leer. Después, a la una, come. Otegi hace cola con los demás reclusos, y luego descansa hasta la hora de la cena viendo la televisión en su litera de dos camas.

Otegi es un preso adscrito al FIES, un régimen que establece que las medidas de seguridad que se adoptan para él son de más intensidad que las aplicadas a los demás reclusos. Sus comunicaciones están intervenidas y los registros a su celda se producen con más asiduidad Todo lo que Otegi diga por carta, teléfono o en el locutorio, debe pasar por los funcionarios.

No obstante, esta vigilancia de las comunicaciones es exclusivamente por motivos de seguridad, pero el libre de expresar todo lo que quiera sin perjuicio alguno contra él. Esas conversaciones no pueden ser utilizadas como prueba en ninguna investigación, expone La Razón.

Otegi dedica, en definitiva, su jornada a limpiar, hacer deporte, leer y conversar con otros internos, especialmente los que están vinculados al mundo de ETA. Como Arkaitz Rodríguez Torres, que comparte con él banquillo por el proceso Bateragune. Otegi también es visitante habitual de la biblioteca y de la capilla (en Martutene acudía a misa habitualmente).

Como un interno más, recibe una visita semanal de cuarenta minutos de duración a trevés del locutorio, y un bis a bis íntimo, al que cualquier otro preso tiene derecho. Uno al mes con una duración de entre una y tres horas.

En la celda de Navalcarnero disfruta de una celda de nueve metros cuadrados para él solo. Y puede elegir desde cuál de sus dos literas ve la televisión. Otegi vacude por costumbre a misa cada domingo, aunque eso era en la prisión de Martutene.