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Así son los aviones no tripulados que España tiene en Afganistán

Aumentan la seguridad de las tropas y facilitan la localización de los talibanes que atacan con fusilería a los militares españoles.

Los aviones no tripulados, conocidos popularmente como UAV por sus siglas en inglés, son el futuro de las guerras, pero también son ya una realidad. De hecho, la guerra de Afganistán ha sido el primer conflicto bélico en el que el uso de estas aeronaves se ha normalizado, y pocos son ya los países con tropas desplegadas en el país asiático que no tienen alguna aeronave de este tipo en la zona.

España desplegó sus primeros aviones no tripulados en 2008, con la llegada al país asiático de los Searcher MK, construidos por la multinacional española Indra bajo licencia de la empresa israelí Israel Aerospace Industries. Un año después, en 2009, llegarían los RQ-11B Raven, de la empresa norteamericana AeroVironment.

El Searcher MK es un avión no tripulado de reconocimiento de tamaño medio. Tiene una longitud de casi seis metros, una altura de casi metro y medio, una envergadura de más de ocho metros y medio y puede superar los 400 kilos de peso.

Puede funcionar de dos formas, o aterrizando y despegando en pistas de asfalto o utilizando un sistema propio de lanzamiento/despegue y recuperación/aterrizaje. Sus misiones son vigilancia, reconocimiento, adquisición de objetivos, ajuste del tiro de la artillería y evaluación de daños. Además, dispone de seguimiento automático de blancos fijos y móviles y puede operar de día y de noche.

Fabricado con materiales que reducen su eco radar, está dotado de cámaras de vídeo con óptica e infrarroja MOSP, que transmiten a tierra en tiempo real imágenes y datos. Opera a una altitud máxima de más de 6000 metros y ofrece una autonomía de vuelo de más de 15 horas y un alcance de radioenlace de hasta 250km.

En Afganistán, las tropas españolas los utilizan parta controlar la seguridad de las provincias y zonas que tienen bajo su supervisión. Hace un par de años, uno de los cuatro UAV que fueron enviados inicialmente al país asiático sufrió un accidente y no se pudieron recuperar los restos. Defensa adquirió un nuevo UAV para mantener el número de cuatro unidades.

El Ejército de Tierra español adquirió inicialmente un paquete compuesto por 4 aviones no tripulados, una estación de control de tierra, un terminal de datos en tierra, un sistema de lanzamiento/despegue y recuperación/aterrizaje, tres terminales de vídeo remoto y tres equipos completos para efectuar la planificación de misión y el debriefing en un único contrato por valor de 14,3 millones de euros. Posteriormente, tras la pérdida de una de las unidades en suelo afgano, Defensa adquirió un nuevo UAV por 5,3 millones de euros.

RQ-11B Raven es un modelo de avión no tripulado de reducidas dimensiones, que recuerda a simple vista a los aviones teledirigidos con los que juegan niños y adultos. De hecho, no llega al metro de longitud y su envergadura es inferior al metro y medio.

Es lanzado con la mano por los propios militares y se desplaza por el aire con un motor eléctrico, alimentado por baterías, lo que le permite tener un alcance de 10 kilómetros y una autonomía de entre una hora y hora y media. Su velocidad máxima es de casi 60 kilómetros por hora y puede volar a una altura de hasta 150 metros.

Tiene dos cámaras en el morro del avión, una de visión frontal y otra de visión lateral, que permiten tomar imágenes panorámicas, picados y hacer zoom eléctricos. Su vuelo puede ser programado con anterioridad, gracias al GPS interno del avión, o puede improvisarse utilizando su sistema de control remoto.

Este pequeño avión es útil para misiones de reconocimiento y vigilancia remotos, búsqueda de objetivos, evaluación de daños tras una batalla, operaciones de intervención en escenarios urbanos, seguridad de convoyes y de tropas y para unidades de infantería ligera.

En Afganistán, las tropas españolas hacen uso de los mismos, por ejemplo, en los puestos avanzados situados junto a la ruta Lithium y la zona no asfaltada de la Ring Road, donde los utilizan para reconocer el terreno próximo a los mismos. Asimismo, también se utilizan durante los frecuentes ataques de los talibanes a estos puestos, para detectar con mayor facilidad la posición y el número de los atacantes.

El Ejército de Tierra español tiene 27 unidades de este tipo de MUAV (aviones no tripulados miniatura) y 9 sistemas de control remoto que compraron a la compañía norteamericana AeroVironment en un contrato único por valor de 3 millones de euros.

A estos dos modelos de UAV en la guerra de Afganistán se podrían unir en breve espacio de tiempo un nuevo modelo para otra de las misiones españolas en el exterior: la misión contra la piratería en Somalia. Y es que la Armada quiere adquirir aviones no tripulados con el objetivo de embarcarlos en algunas de sus buques y fragatas.

En este caso, al contrario de lo hecho con los del Ejército de Tierra, Defensa ha preferido la fórmula del arrendamiento financiero con opción de compra, conocido popularmente como leasing, una opción más cara pero que, en caso de accidente, hace que la compañía arrendadora se haga cargo de los costes del siniestro.

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