La Sección Cuarta de la Audiencia Nacional ha absuelto al exnúmero uno de ETA, Garikoitz Aspiazu alías Txeroki, del intento de asesinato del presidente del Grupo Correo, Enrique Ybarra Ybarra.
El empresario era el destinatario un paquete bomba que los etarras Asier Arzalluz e Idoia Mendizábal, condenados a 15 años de cárcel por estos hechos, le enviaron en enero de 2002 para acabar con su vida. Por suerte, el artefacto que contenía 210 y 230 gramos de dinamita Titadyne con un sistema trampa de apertura para que explotara cuando fuera manipulado fue interceptado a tiempo por agentes de la Policía Autónoma Vasca y, posteriormente, desactivado con éxito.
Txeroki, que fue extraditado el pasado mes de mayo por Francia para ser enjuiciado por cinco de las veinte causas que tiene pendientes en España, era según el Ministerio Fiscal uno de los responsables de este atentado.
Por primera vez, la semana pasada el terrorista se sentó en el banquillo de los acusados de la Audiencia Nacional para responder por estos hechos. Lo hizo como presunto responsable de un delito de asesinato en grado de tentativa.
Durante el juicio, Txeroki renunció a defenderse y calificó el procedimiento de "espectáculo". En tanto, el fiscal sostuvo en su acusación que en una pericial se acreditaba que el atentado fue cometido por el grupo K-Olaia de ETA, al que supuestamente pertenecía Aspiazu Rubina en el momento de los hechos, según los papeles incautados a Ibon Fernández de Iradi, 'Susper', en la localidad francesa de Tarbes en diciembre de 2002.
Sin embargo, este jueves la Audiencia ha absuelto a Txeroki por falta de pruebas. La sentencia, con ponencia de la magistrada Carmen Paloma González, sostiene que "no ha resultado debidamente acreditada la participación" de Garikoitz Aspiazu en el atentado contra Ybarra.
Durante la celebración del juicio, varios peritos que participaron en la investigación de los hechos declararon que no podía acreditarse "el concreto envío del paquete bomba por el acusado" al no existir ningún dato objetivo que acreditara la culpabilidad de Txeroki.
En la resolución, el tribunal explica que las únicas pruebas que existían contra el exjefe de ETA durante los años 2004 y 2008 es que sus huellas aparecieron en un mapa y un crucigrama de una revista incautados en el piso que los etarras Arzalluz y Mendizábal –condenados por este atentado- tenía en Amorebieta (Vizcaya).
Los magistrados señalan que estas huellas sólo prueban de forma "objetiva e inequívoca" que Txeroki estuvo en esa vivienda pero no su participación en el atentado. "Como consecuencia de lo anterior, la carga de la prueba ha sido insuficiente" para condenar al ex número uno de la banda criminal, reza la sentencia.
Ante la ingente cantidad de causas pendientes que tiene el etarra, Txeroki volverá pronto a sentarse en el banquillo de los acusados.