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'Txeroki' trató de ver la cara de los policías que testificaban contra él

El terrorista se negó a sentarse y la juez le mandó al habitáculo blindado. Desde allí, trató de ver el rostro de los policías que testificaban.

El terrorista se negó a sentarse y la juez le mandó al habitáculo blindado. Desde allí, trató de ver el rostro de los policías que testificaban.

Por primera vez el que fuera número uno de ETA Garikoitz Aspiazu, alias "Txeroki", comparecía este miércoles en un juicio en la Audiencia Nacional después de ser entregado temporalmente por Francia el pasado 30 de mayo.

Durante la vista oral, el terrorista, acusado de formar parte del grupo de ETA que envió en 2002 un paquete-bomba al presidente del Grupo Correo, se ha negado a declarar ante el tribunal presidido por la magistrada Ángela Murillo. Con una actitud chulesca, y como si el juicio no fuera con él, Txeroki se ha limitado a decir que no iba a participar en ese "espectáculo".

Saludos hacia sus familiares que se han desplazado hasta la Audiencia para verlo, muestras de alegría al ver a uno de sus excompañeros de grupo terrorista –-aunque minutos después dijo que sólo lo conocía por la televisión- y un pulso constante con la presidenta de la Sala han determinado este juicio.

Antes de comenzar el interrogatorio la presidenta del tribunal, Ángela Murillo, ha ordenado a Txeroki ponerse de pie y al negarse el acusado le ha mandado al habitáculo blindado. La magistrada le advirtió de que podía ser multado por ese comportamiento aunque, a posteriori, el terrorista no fue sancionado por la presidenta de la Sección Cuarta de la Audiencia.

"Ahora si quiere puede estar sentadito, lo que quiera", le ha dicho la magistrada cuando los agentes de la Policía Nacional lo acompañaban a la "pecera", desde donde ha manifestado en vasco su intención de no contestar a ninguna de las preguntas de las partes.

Por su parte, su abogada defensora Haizea Ziluoga no ha realizado ninguna pregunta "por expreso deseo" de su "defendido" que como es habitual entre los miembros de ETA ha dicho no reconocer al tribunal que lo estaba juzgando.

Desde la "pecera" de la sala blindada, el terrorista ha escuchado el testimonio de varios policías, que testificaban sin mostrar su rostro al etarra. Sin embargo, Txeroki ha aprovechado un hueco de la persiana de su habitáculo para tratar de ver la cara de cada uno de los agentes. Aunque la Ley permite al acusado ver la identidad de los testigos, ésta debe permanecer oculta para el público que asiste a la vista. Por este motivo, la actitud del exjefe de ETA ha obligado a la juez Ángela Murillo a llamarle la atención y decirle que dejara de pasear por el habitáculo cerrado.

El fiscal Pedro Rubira ha justificado su petición de pena de 15 años de cárcel por un delito de asesinato a partir de la declaración del colaborador etarra Gorka Martínez Arkarazo, que alquiló el piso en el que habitaban los integrantes del grupo terrorista en Amorebieta (Vizcaya), y el hecho de que en esta vivienda hubiera las huellas de 'Txeroki' en un mapa y su ADN en un cepillo de pelo y en un sujetador de color negro. "Muy pocas veces se encuentran tantas pruebas y muy significativa ha sido su actitud", ha señalado el representante del Ministerio Público.

Por los delitos por los que se le juzga, ya fueron condenados a 15 años de cárcel en octubre del año pasado los etarras Idoia Mendizábal y Asier Arzalluz, al comprobar que "decidieron acabar con la vida" del presidente del Grupo Correo, Enrique Ybarra, mediante el envío de un artefacto explosivo a su domicilio de Guecho (Vizcaya).

Entonces, el tribunal consideró que sólo la "prudencia" del empresario, que le llevó a "desconfiar de la recepción del paquete", impidió que el paquete bomba enviado hiciera explosión.

Txeroki y El País

La actitud de Txeroki durante el juicio en la Audiencia Nacional no coincide con lo que de él contaba este fin de semana el diario El País, que se apoyaba en supuesta conversaciones intervenidas al ex jefe de los pistoleros de ETA en prisión para vender el final del terrorismo.

Según el diario de Prisa, el dirigente etarra se muestra  proclive en sus conversaciones en la cárcel a dar por superada la opción estratégica del terrorismo: "Lo mismo que hemos estado cincuenta años con la estrategia de la lucha armada, ahora toca cambiar de estrategia, quizá por otros cincuenta años".

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