Pero... después de 10-12 ediciones de chusma gran hermanera, triunfitos, y tele-caspa, ¿Qué otra cosa esperaban??
¿Hace falta algo más que pasearse por las calles para ver a todos los criajos disfrazaos de cristianos-ronaldos, con look gentuzo/cani/agitanao? (Payos agitanaos les decimos a estos ejemplares en mi pueblo, vaya...)
Pues sugiero que el "manual" en cuestión incorpore cuestiones como:
1.- Ningun parlamentario (ya sea del parlamento nacional ó de los autonómicos) pueda tomar posesión del escaño sin una titulación universitaria ó, alternativamente, una contrastada experiencia profesional de al menos, digamos, 15 años.
2.- Que ningun parlamentario, de uno ú otros parlamentos, pueda acceder sin el mínimo decoro en su indumentaria, como así parece que pretende exigirse a "las visitas", por ejemplo mangas arremangadas, camisas desabrochadas y un largo etcétera.
3.- Que ningun parlamentario pueda ocupar su escaño para dormitar ó jugar con el pinganillo correspondiente.
4.- .... y tal y tal y tal.
Estamos con lo de siempre: las normas solo existen para los míseros administrados, vulgar chusma. Los administradores son semidioses a los que no alcanzan las normas del vulgo.
¡¡¡A jo_erse tocan!!!
Pues yo preferiría que sus señorías fuesen con bermudas y chanclas si es necesario para que empiecen a utilizar el cerebro; ya que parece que las corbatas les cortan el riego y las neuronas no reciben suficiente alimento.
Publicado hoy en ABC Córdoba
Unas chanclas no hacen verano
Se lo tenía prometido a mi compañero, amigo y gran letrado don José Mª Morillo-Velarde: - Se nos va el verano y no vas a hablar del tema, Mario-, debió pensar.
Y es que, es verdad, las calores han llegado y éstos no se nos pueden escapar vivos. Me refiero a la fauna que, llegando el sofoco, comienza a proliferar por nuestras calles y plazas españolas: el tío en chanclas, bañador y camiseta sin mangas que se pasean por el derretido asfalto como si estuvieran en la playa. ¿Es que nadie les va decir nada?, ¿ningún cristiano va a sacar a estos muchachos de su error y hacerles caer en la cuenta de que, por más chanclas que calcen (¿se pueden calzar unas chanclas?) no van a conseguir transformar las aceras del pueblo en la orillita del mar?
Las costumbres se han relajado, la permisividad para según qué cosas ha ido en aumento y la tolerancia con el feísmo ha crecido alarmantemente. Y creo que debido a eso (y a otras razones de corte más logsiano), cada año se viene produciendo este fenómeno que va en aumento y que amenaza con convertir a nuestros pueblos y ciudades en algo parecido a gigantescos asentamientos chabolistas repletos de zombies buscando un charco donde remojarse.
Que no hay que ir con traje y corbata, que no es eso, pero tampoco debiéramos permitir que la indignidad de estos desarrapados impongan su dictadura del mal gusto y nos estropeen el paisaje que ya entre todos nos encargamos de afear con nuestro incivismo desatado. Porque no me negarán que las incívicas costumbres están de rabiosa actualidad en nuestras pasarelas urbanas, ésas que son literalmente invadidas por ruidos estentóreos, plásticos, papeles y otros menesteres biodegradables y no biodegradables ni transversalmente sostenibles.
Y digo yo que tanta Educación para la Ciudadanía para después olvidarnos de aquello tan simple del “saber estar”. Bueno sería que alguien se encargara de diseñar alguna suerte de Campaña de Concienciación para la Impoluta Presencia Física en los Entornos Urbanos. Podríamos crear un Comité de Expertos que fueran elegidos después de comprobar que acuden a sus sesiones deliberativas con el exigido decoro, que más de uno seguro que se presentaría en pantalones cortos y chanclas.
Que sí, que es verano, pero también en invierno hace frío y nadie sale a la calle envuelto en un nórdico.
Para mí que éstos no deben andar muy afanados en buscar la playa bajo los adoquines. Aunque ahora que lo pienso, entre los “indignados” hay un montón de tíos en chanclas. Ya no sé qué pensar.
Mario Flores
El Dedo en el Ojo
No olvidaremos lo inolvidable. Menos mal que los "progres" se han dado cuenta -con tanto que han criticado las normas para visitar el VATICANO- que hay una cosa que se llama "reglas de urbanidad" y este pais, en ese, como en otros aspectos, es un desastre.