Pese a la incursión de Bildu en las instituciones de País Vasco y Navarra, la crisis judicial consecuencia de la brecha abierta en el Tribunal Constitucional, el Partido Popular volvió a enfocar en clave económica la sesión de control al Gobierno en el Congreso. Y de ahí que no hubiera sorpresas en las preguntas de Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría. Sí que las hubo en el tradicional rifirrafe.
Empezando por la segunda, la portavoz del Grupo Popular abordó a Alfredo Pérez Rubalcaba sobre la "responsabilidad directa" que tiene sobre la difícil situación económica, y en concreto le atizó por el negativo desarrollo económico desde que él fue nombrado vicepresidente y portavoz del Ejecutivo. "Hoy ya no puede escudarse en el presidente, ha asumido todas las tareas" como son "cesar ministros y fijar la fecha de las elecciones".
En el cara a cara que se recuerda más bronco, con las bancadas de uno y otro signo quejándose, la resaca de la pregunta de Rosa Díez -muy vehemente- y la toma de palabra poco acertada de José Bono, Rubalcaba calentaba aún más el ambiente: "Nueva pregunta, no. Es la misma. La pregunta tiene bemoles", contestó.
Ya en la réplica, Sáenz de Santamaría siguió a su argumentario, haciendo oídos sordos a lo cargado del ambiente: "Señor Rubalcaba, es la viva imagen de un Gobierno agotado", concluyó, después de recordar que el candidato socialista tuvo altísimos datos de paro primero con Felipe González, y ahora con José Luis Rodríguez Zapatero.
Y, para rematar, sacó a relucir las primarias socialistas, con un único candidato: "Cuánto más poder tiene Rubalcaba, menos el PSOE. Con él el PSOE ha tenido los peores resultados de su historia", aseguró la número tres de los populares.
El vicepresidente respondió haciéndose la víctima: "Usted me pregunta siempre lo mismo, va subiendo el nivel de agresividad. Hoy ha sido menos que el pasado miércoles, está bien", arrancó. Eso sí, tenía reservado lo mejor para el final: "El CIS dice que el tercer problema es la clase política", y utilizando como gancho para sus tesis tuvo a bien denostar al máximo al Congreso como institución. "De lo que hablamos aquí poco importa a la gente. No solucionamos los problemas".
El Grupo Popular rugió en forma de crítica: "Es tremendo como saltan ustedes, nosotros siempre estamos callados", aseveró entonces Rubalcaba, algo por otra parte completamente incierto. Pero esta versión de indignado de Rubalcaba no acabó ahí, y solemnizó como si fuera a salvar a la clase política: "No voy a contribuir a que mañana se hable de rifirrafe. No voy a hacer debates tóxicos para la democracia".
Ya en los pasillos, varios dirigentes del PP elevaron una queja contra el vicepresidente por "cargar abiertamente" contra el trabajo de la Cámara Baja. "Es increíble, el Gobierno y el PSOE forman parte de ella. Y la ridiculizan". Y adujeron las fuentes consultadas un motivo concreto: "Quieren caer bien a los indignados, no se pueden permitir una fuga de votos".
Rajoy le advierte a Zapatero de legado
Previamente, el jefe de la oposición también afeó a Rodríguez Zapatero por los malos datos del paro, recordándole que en la campaña a las elecciones generales prometió, ni más ni menos, que el pleno empleo.
"Ha anunciado recuperación inmediata, reformas, brotes verdes, medidas y más medidas", arguyó Rajoy, para decir a renglón seguido que desde la reforma laboral del año pasado, por poner un ejemplo, "el paro ha seguido creciendo". "Y no le digo nada de la ley de Economía Sostenible", se mofó.
Para el jefe de los populares, es inconcebible que España doble el número de parados que la media de la Unión Europea y ante tal panorama sólo ve un objetivo: el Gobierno. "Nadie cree que con su Gobierno" se vaya a conseguir "más crédito, consumo o poder consecutivo". "¿Cree que con este Gobierno va a haber recuperación?", continuó.
Con la recta final vino el órdago más envenenado, hilando con el "interés general" que le reclamó José Luis Rodríguez Zapatero: "Menos interés partidista y de un candidato y más interés general. Eso también quedará para su legado para la historia", concluyó.
El presidente, por su parte, insistió en ese interés general para reclamar del PP que "aporte confianza" y no caiga "siempre" en "la crítica fácil y populista".