
En el Partido Popular viven un dulce día después. La comparecencia de Mariano Rajoy ante los medios de comunicación, desgranando parte de su programa de cara a los comicios nacionales, fue "un éxito" a ojos de la dirección nacional. Un alegato frente a quienes le acusaban de no tener recetario contra la crisis económica. Rajoy planteó 23 medidas concretas, también en educación, lealtad institucional y cooperación territorial.
La pelota, arguyen fuentes de la dirección del partido, vuelve a estar en el tejado del PSOE, y de ahí que los portavoces que hoy tomaron la palabra se centraran en criticar al "comentarista" José Luis Rodríguez Zapatero -según le definió Soraya Sáenz de Santamaría- o a Alfredo Pérez Rubalcaba, que "debería bajarse de la oficialidad a la calle", según apuntó Javier Arenas.
Un mar calmado que dotó de más relevancia al Comité Ejecutivo del PP de Madrid, que se reunía por primera vez después del espaldarazo electoral a Esperanza Aguirre. Tras felicitar a los suyos por romper el techo de votos tanto a nivel municipal como autonómico, la presidenta sacó dos consecuencias fundamentales: "La hecatombe electoral del PSOE" y "la demostración fehaciente de que una inmensa mayoría de los españoles confía en nosotros".
En su lectura nacional de los resultados, primero entró en casa del PSOE para explicar por qué han perdido más de dos millones de votos: "Se resume en arruinar la economía, buscar la división y hacer posible que ETA esté en las instituciones".
La líder madrileña sacó los colores a Pérez Rubalcaba por asegurar que tiene la receta para levantar al país. "Si no fuera trágico sería cómico escucharle -a Rubalcaba- decir que tiene un plan para solucionar el problema del paro. ¿Y por qué no se lo contó a Zapatero?", protestó, recibiendo la ovación de su Comité, que la interrumpió en varias ocasiones con aplausos.
Así, partiendo de que el Gobierno no ha podido hacerlo peor y que la única solución pasa por convocar elecciones, pasó a la lectura interna de los resultados. Y pidió al partido, empezando por Mariano Rajoy, que no caiga en la complacencia. "No podemos defraudar a tantos millones de españoles que nos miran como la única esperanza ante el sectarismo del PSOE".
Por ello llamó a "apretar aún más" y a seguir buscando el voto puerta por puerta. No mentó su famoso "pico y pala", pero todo el mundo pensó en él. "No podemos aflojar la tensión de trabajo y entrega". Y es que, para Aguirre, ya estamos en precampaña, y todavía queda por mejorar.
"Tenemos que hacer un análisis crítico de aquello que podemos mejorar. Somos un partido inconformista. Tenemos margen para mejorar y queremos hacerlo", aseveró una Aguirre que adoptó tono solemne, e insistió por si cabía alguna duda: "Hay que ser humildes y reconocer los posibles errores" siempre "pensando en los ciudadanos".
Con este toque de atención, Aguirre quiso quitarse de encima la euforia que flota en el ambiente desde el 22-M. Poner los pies en la tierra porque los socialistas, y más Rubalcaba, "son capaces de cualquier cosa" con tal de aferrarse en el sillón de mando, explican en el entorno de la pesidenta.
"En las elecciones, ya sean en otoño o más tarde, tenemos que mejorar los resultados. No podemos defraudar a los españoles", remató Aguirre. Y para poder salir al balcón de Génova como triunfadores el plan de acción está claro para los populares madrileños, clave del éxito del PP a nivel nacional: "No escondernos, ser nosotros mismos, porque así se ganan unas elecciones".