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La meteórica carrera de la ministra prefabricada

Zapatero la convirtió en símbolo del sentimiento feminista que quería proyectar a la sociedad. Y ha terminado siendo víctima del zapaterismo.

Concejal con 28 años, diputada con 29, vicepresidenta del Congreso con 33, ministra de Vivienda con 36 y primera mujer al frente de Defensa con 37, Carmen Chacón ha recorrido en apenas una década una prometedora carrera política en la que este jueves ha decidido hacer una pausa.

A sus 40 años, Chacón vive entre Madrid y Barcelona y, en cuanto sus obligaciones se lo permiten, se acerca hasta Esplugues de Llobregat, su localidad natal, para ver a su familia y amigos.

Licenciada en Derecho y militante del PSOE desde los 16 años, Chacón es aficionada a la poesía y al baloncesto y declarada seguidora del Barça, como su mentor político en Madrid, Zapatero.

El presidente del Gobierno, autoproclamado feminista, quiso que Chacón fuera un símbolo del avance de la mujer en España. Y se proyectó desde el principio una imagen prefabricada de ella. Nada mejor para ello que pasar revista a las tropas embarazada de su hijo Miquel – fruto de su matrimonio con Miguel Barroso.

Todo parecía indicar que Barroso, ex secretario de Comunicación del presidente del Gobierno y ex director de la Casa de Ámerica, estaba detrás de la promoción de su mujer de cara a las primarias y habría estado ejerciendo como su jefe de prensa en la sombra. El periodista - escritor, además, de novela negra- , es experto en comunicación y en la actualidad consejero delegado de la empresa Young & Rubicam España, una de las más importantes del sector de la publicidad.

Desde la llegada de Chacón al Gobierno no ha dejado de crecer su popularidad en las encuestas, y el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) la situaba en segundo lugar en el gabinete, a menos de dos décimas del que, hasta hoy, se esperaba que fuera su contrincante en las primarias, Rubalcaba.

La sobriedad y las escasas comparecencias ante los medios han caracterizado hasta el momento su etapa al frente de Defensa.

La accidentada retirada de Kosovo y la conclusión de la presencia española en Bosnia, tras 18 años ininterrumpidos, han sido algunos de los principales acontecimientos de estos últimos tres años.

Pero no sólo eso. Bajo su mando, España ha participado en la guerra de Libia y se han llevado acciones tan polémicas como el rescate del Alakrana. Ha mantenido las tropas en el Líbano y Afganistán y ha enviado militares a otras misiones como Haití y Chad.

Sin embargo, sus subordinados no están nada contentos con su labor al frente del ministerio. Acusan a la ministra de haber abandonado las labores al frente de Defensa y utilizar su cartera para su propia proyección personal.

Con su decisión de este jueves, ha dado un paso atrás en su meteórica carrera política para que el PSOE dé un paso adelante, según ella misma ha dicho, apartándose de momento de la guerra en la que se ha implicado la vieja guardia del partido.

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