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"Necesitamos leche de soja y chocolate Paladín"

Stands de inmigración, barrios, exterior... Asambleas, comités e incluso un huerto. La vida del campamento de Sol, cada vez más asentada. 

Stands de inmigración, barrios, exterior... Asambleas, comités e incluso un huerto. La vida del campamento de Sol, cada vez más asentada. 

Comisiones, subcomisiones, asambleas y comités. Responsables de infraestrucutras, proyectos, comunicación, alimentación y transportes. La vida de los acampados en Sol se rige por una entramada estructura que se gestiona a través de un movimiento asambleario y completamente caótico, en el que cada decisión –ya implique a la vida más doméstica de la acampada, o a lo puramente político– pasa por un periplo de reuniones con votaciones a mano alzada; muy vistoso para los numerosos transeúntes que se detienen intrigados, y que evoca algunas de las escenas más célebres de la película La vida de Brian.

En torno a las 11 de la mañana una de estas asambleas debatía propuestas para "llevar el movimiento 15-M más allá de las elecciones". Los responsables de varios comité como el de 'Barrios' o 'Comunicación' anotaban y discutían las maneras más viables para "hacer expansivas" sus propuestas. Un joven aseguraba que el comité de barrios había aprobado la creación de un periódico, para "distribuir entre los barrios de Madrid" y hacer así llegar su mensaje "sin la manipulación que ejercen los medios de comunicación", a los que, por cierto, está terminantemente prohibido acceder a estas reuniones o tomar fotografías. "Y mucho menos hoy, no queremos que lo manipuléis para que digan que violamos la jornada de reflexión" decía una joven que se negó a hacer más declaraciones. 

Y es que los acampados han convertido a los medios en otro enemigo a combatir en lo que ya han bautizado como la Spanish Revolution. Por donde quiera que alcanzase la vista, las críticas a la cobertura informativa eran constantes, y alertaban a quienes allí acudían del peligro de hacer caso a los medios porque "si no tenemos cuidado harán que amemos a los opresores y odiemos a los políticos".

El portavoz de una de las asambleas más numerosas que se ha producido este sábado ha pedido a todos los voluntarios "un poco más de unidad". Según ha contado, "ha habido gente que ha ido creando subcomités por su cuenta, y tomando decisiones por su lado" y ha pedido que "hay comisiones para todo, por favor, participad en ellas, hay sitio para todos". Además, ha anunciado que se creaba otro "subcomité de coordinación" para evitar más conflictos. A su lado, una chica traducía el discurso en lenguaje de signos a la multitud que se ha congregado a su alrededor. 

Una verbena ¿política? 

El aspecto del campamento este sábado oscilaba entre la verbena y la asamblea política. Mientras los más activos se reunían en comités con encendidas discusiones, y los más paseban por el centro de las lonas husmeando cada stand. El ritmo de la organización era incesante: pintaban carteles, preparaban comidas, y repartían todo tipo de bebidas. El acontecimiento de la jornada era la plantación de un huerto, que los acampados han habilitado en la tierra fértil anexa a una de las fuentes de la plaza. "Productos sin transgénicos, esto va a ser la bomba", bromeaba un hombre mientras apartaba la tierra con un azadón.

Aunque en todos los corrillos había discusión política, los portavoces se resistían a pronunciarse: “No vamos a decir nada sobre manifestaciones u opciones de voto. Estamos reflexionando, pero no habrá declaraciones públicas de ningún signo” contaban a la prensa desde el puesto de información. Algunos de los carteles desvelaban la estrategia del movimiento: “No hablemos de política, no les demos motivos. ¡Reflexión” rezaban.

Pero era imposible obviar la fecha presente, y el acontecimiento que comenzará en apenas unas horas: “Ahora sí que tengo ganas de votar, lo han conseguido”, le decía una mujer de avanzada edad a su acompañante, que bebía gazpacho -repartido por la organización- junto a una pancarta con los lemas más coreados: “Nuestros sueños no caben en vuestras urnas”.

La megafonía del campamento no permanecía más de dos minutos en silencio: “Acordaos de poneros crema solar, la están repartiendo muchos voluntarios, no hace falta que traigáis más”, decía a todos los asistentes, a los que rogaba, con vehemencia, que bebieran “mucha agua". "Hoy hace mucho calor y no queremos que haya insolaciones”, aclaraban. Estas recomendaciones se entrelazaban con las demandas de más productos: "Por favor, necesitamos leche de soja y chocolate Paladín para desayunar. No hace falta más comida, no traigáis más, gracias", decía una voz masculina.

Hasta el momento, toda la intendencia del campamento de Sol se ha ido sufragando, cuentan, a partir de las donaciones de la gente, de asociaciones, y fundamentalmente de particulares que han ido trayendo lo que la organización pide en inmensos cartelones colocados por todo el campamento. En torno a media mañana, un anuncio ha desatado los aplausos de todo el campamento: "Desde la organización os informamos que Radio Nacional de España acaba de hacer una donación", decía con alegría la omnipresente voz. Aunque no han querido precisar más sobre qué era exactamente, sí han asegurado que se trata de "material". 

Las sillas en las que descansan los acampados lucen carteles pegados con celo que revelan su procedencia, y según nos ha explicado una manifestante de la comisión de información “es para devolverlo después, nosotros no quedemos quedarnos nada”. La duda es cuándo es exactamente “después”, ¿cuándo va a acabar la acampada?. Nadie lo sabe, pero, la recogida de firmas que puede encontrarse en varios puntos del campamento pide rúbricas para una “acampada indefinida”. "Esto no acaba aquí", aseguran, mientras los comités y subcomités siguen discutiendo, los niños pintan en una improvisada guardería, los más ancianos juegan al ajedrez, otros plantan tomates y algunos tocan la guitarra.

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