El Partido Popular cree que hablar de cualquier otro asunto que no sea el económico podría tener un efecto negativo para sus intereses electorales; que podría despertar a las bases durmientes del PSOE, que entienden que se quedarán en casa el 22-M por su descontento consecuencia de las políticas ejecutadas por el Gobierno contra la crisis.
Salirse del guión, decía ayer mismo -en el marco del mitin celebrado en la plaza de toros de Valencia- un asesor de Mariano Rajoy, es darle oxígeno a los "Pepiños" que quieren atizar el fantasma de que vuelve la derecha más radical. En Génova entienden que ya ni ese mensaje tiene un eco tal que pudiera hacerles temer, pero mejor no remover las cosas "por si acaso".
Esto, hasta hoy, se decía entre bambalinas, en los pasillos. Bien es cierto que el jefe de los populares no se ha cansado de repetir que sólo se iba a centrar "en lo que realmente le preocupa a los españoles". Pero quedaba mal decir que esto suponía excluir de la arena pública otros asuntos, como la presencia de Bildu en los comicios. Simplemente, se hacía como si tal asunto no existía, salvo en momentos de causa mayor.
Sin embargo, en la única entrevista radiofónica permitida en esta campaña -otra vez a la Cadena SER-, se le abordó por el tema tabú, y en concreto por las dos velocidades en el seno del PP; quienes simplemente callan -como él- y quienes acusan al Ejecutivo de estar detrás de la presencia de los terroristas en las instituciones -el tridente formado por Mayor Oreja, Aguirre y Aznar-. Su respuesta no pudo ser más gráfica, desvelando a micrófono abierto la línea trazada por Génova y que quedaba tan mal decir públicamente: "¿Por qué no hablamos de lo que interesa a la gente?", se preguntó, para volver a su libro, abierto por el capítulo de las desgracias sociales consecuencia de la era socialista.
Rajoy atendió a Prisa en Valencia, y de allí puso rumbo a otra plaza en la que no mentar a ETA ya hubiera sido de por sí titular: Navarra. En la comunidad foral los populares concurren por primera vez a las elecciones tras su ruptura con Unión del Pueblo Navarro, y los sondeos no les son halagüeños: el PP obtendrá una horquilla no superior a los siete representantes.
Y, junto a su candidato Santiago Cervera -que le introdujo el tema en clave antiterrorista-, el presidente de los populares volvió a hablar sobre Bildu, pero con una extensión mucho más breve que la utilizada en el País Vasco, y también bastante menos vehemente. En lo único que en coincidió fue en no leerle la cartilla al Gobierno: "No compartimos la legalización de Bildu", fue lo más duro que dijo. No se refirió a Gregorio Ordóñez, a pesar de que su asesinato se trataba hoy en la Audiencia Nacional, donde declaró -entre otros- María San Gil.
"Haremos todo lo que esté en nuestras manos para que Bildu no se convierta en un instrumento para perturbar las instituciones. Nos opondremos a cualquier negociación con ETA que pretenda alterar el estatus de Navarra", resumió, recibiendo el aplauso de un tímido auditorio, muchísimo menos espectacular que el de la víspera, donde reunió en el coso de la ciudad del Turia a más de 20.000 personas.
Aquí, en Pamplona, todo es diferente para el PP, donde aspira -como máximo- a ser tercera fuerza política. Cervera llamó a quienes votaron por los populares en las elecciones europeas, cita a la que no concurrió UPN. "No votéis a medias, votad a quienes decimos lo que queremos hacer y cómo. Aquí están nuestras soluciones y experiencias. Votad al partido que dice que Navarra no sea gobernada por nacionalistas y socialistas", exclamó.