El pasado miércoles, el sanguinario terrorista Antonio Troitiño Arranz abandonó la cárcel de Huelva, donde cumplía condena. Lo hizo, tras haber cumplido 24 años y tres meses de prisión, es decir, tras haber permanecido tan sólo algo más de un año por cada uno de los 22 asesinatos que perpetró entre 1983 y 1986, y por los que fue condenado a un total de 2.746 años.
El terrorista es miembro de una estirpe familiar de terroristas. Así, su hermano Domingo fue uno de los etarras que llevaron a cabo la masacre de Hipercor, y su sobrino, Jon Joseba, hijo de su hermano Domingo, fue parte de un grupo de ETA que colocó varias bombas en establecimientos hoteleros de Alicante y Benidorm.
A su llegada a la comunidad vasca, según informa este sábado La Razón, los acólitos de ETA recibieron al terrorista por todo lo grande, celebrando un largo homenaje en la herriko taberna Zahar, ubicada en el barrio donostiarra de Inchaurrondo. Allí le vitorearon durante varias horas, le rindieron honores con un aurresku, y entonaron en repetidas ocasiones el "Eusko Gudariak" o himno al soldado vasco.
El diario de la editorial Planeta dice que los proetarras no permitieron que el etarra, que llegó sobre las dos de la madrugada a la ciudad, se fuese a la casa a la que tenía pensado ir a dormir y se le traslado hacia la herriko donde se desarrolló el homenaje, y en la que, precisamente, trabajan algunos familiares del propio Troitiño.