(Libertad Digital) El PSOE no ha querido proyectar una imagen de candidata a alcalde demasiado atractiva. Las municipales de 2003 son la antesala de las generales, tan sólo un año después. Trinidad Jiménez no podía ganar a Gallardón por guapa sino por eficaz. Así que, se sustituyó el cuero agresivo y la mirada de abajo a arriba por un tejido vaquero y sonrisa sincera, como este miércoles recordaba el diario El Mundo . Todo menos aquél Morán que asustaba a los niños desde enormes fotos colgadas de las farolas o una Cristina Almeida imposible de olvidar por su escasa fotogenia. Pero la operación del PSOE es toda una apuesta. Pocos han conseguido escapar a los expertos en telegenia e imagen que ha contratado Ferraz.
Atrás quedan las medias barbas de los socialistas del 82. Ahora el PSOE quiere ganarse el favor del voto joven que no recuerda bien su etapa en el poder. Para ello, en Ferraz se ha diseñado una campaña de renovación estética que haga olvidarlo todo. El 82 sólo es referencia de los nuevos dirigentes cuando aluden al entusiasmo por ganar, no al programa. Ante la carencia obligada de referentes, deciden renovarse en imagen poniéndose en manos de asesores. Desde el logotipo y los fondos para sus actos (menos rojos y más azules) hasta su secretario general, el aspecto externo del socialismo español ha cambiado. Se lo dijo Zapatero a González en la Conferencia Política del PSOE, en julio de 2001: “El socialismo es una especie de tránsito entre la nostalgia y la esperanza. Nuestra gran nostalgia, Felipe, es el 82. Una apasionante nostalgia. Os convoco a una nueva esperanza. La esperanza del 2004” . Después, el acto se cerró con una versión rock de la sintonía del partido.
Nuevas imágenes para conquistar La Moncloa
Muchos criticaban que la apariencia de Zapatero parecía frágil y que había que aprovechar su aspecto de buena persona para para personalizar el "cambio tranquilo". El cambio de sastre ha supuesto una talla menos en sus chaquetas y unas sencillas hombreras que ensanchan su figura cuando sube a una tribuna. Otro problema, el de las cejas en pico que endurecían su mirada, se suavizó cambiando la orientación de su peinado. Ahora luce raya a un lado y dicen que es obra de Llongueras. Zapatero está físicamente actualizado o al menos así lo entienden sus asesores de imagen. Las espesas canas de González (que empezaron por las ptillas como le pasó a Menem) ya no recuerdan nada bueno ni en su partido.
Peor trabajo hicieron con el portavoz parlamentario, Jesús Caldera . Queriendo quitarle años le han aplastado el volumen de su rizada cabellera sustituyéndola por un aspecto a lo Antonio Banderas, también obra, según parece, del equipo Llongueras. Las gafas tampoco parecían adecuadas. Ahora lleva unas que casi no se aprecian. Pero eso no le impedirá leer bien las fichas temáticas editadas en la factoría Ferraz para que nadie se olvide de cómo hay que criticar a Aznar ("arrogante, cicatero, centralista y cansado") o cómo encumbrar a Zapatero ("optimista, alegre, humanista y cálido").
José Blanco tampoco quiso quedarse atrás. Las barbas traen demasiados recuerdos entre los socialistas. La operación Blanco se centró en rasurarle dejando al descubierto el cutis que garantiza mayor dulzura en la sonrisa, cuando se sonríe. Ahora Blanco organiza su partido con renovado espíritu, quizá para que el votante olvide otra operación –menos estética– que desarrolló en el seno de su partido en el País Vasco apartando de la escena política a Nicolás Redondo Terreros y poniendo de sustituto a Patxi López, mucho más moderno.
Más sutil pero también apreciable es el cambio de Jordi Sevilla , el encargado del sector económico en el partido. También han retocado su peinado aunque muy levemente porque queda claro que lo suyo no son precisamente las reformas. Al menos la del IRPF, que no agradó a borrellistas y guerristas, y quedó en agua de borrajas. O la del paro, que llaman "alternativa al decretazo". Los pasos van por parecido camino al de la Renta. Su propuesta de más funcionarios en el INEM y planes personales para cada parado no parece tener demasiados demasiados entusistas. Pero no podía escapar a la revolución estética.
Una potente página web repleta de imágenes de Zapatero advierte de la intención del partido con este viraje estético. Bien claro, y en color rojo, destaca: “Objetivo 2004: Proceso de elección de candidato-a del PSOE a la Presidencia del Gobierno de la Nación” . El doble género del sustantivo, tan usado ahora por los políticos, refleja la intención de Zapatero de no parecer el único candidato sino uno más en ese proceso de Primarias que contraponen al “dedazo” sucesorio del PP. La democracia paritaria del PSOE está presente hasta (o sólo) en la imaginación.
Atrás quedan las medias barbas de los socialistas del 82. Ahora el PSOE quiere ganarse el favor del voto joven que no recuerda bien su etapa en el poder. Para ello, en Ferraz se ha diseñado una campaña de renovación estética que haga olvidarlo todo. El 82 sólo es referencia de los nuevos dirigentes cuando aluden al entusiasmo por ganar, no al programa. Ante la carencia obligada de referentes, deciden renovarse en imagen poniéndose en manos de asesores. Desde el logotipo y los fondos para sus actos (menos rojos y más azules) hasta su secretario general, el aspecto externo del socialismo español ha cambiado. Se lo dijo Zapatero a González en la Conferencia Política del PSOE, en julio de 2001: “El socialismo es una especie de tránsito entre la nostalgia y la esperanza. Nuestra gran nostalgia, Felipe, es el 82. Una apasionante nostalgia. Os convoco a una nueva esperanza. La esperanza del 2004” . Después, el acto se cerró con una versión rock de la sintonía del partido.
Nuevas imágenes para conquistar La Moncloa
Muchos criticaban que la apariencia de Zapatero parecía frágil y que había que aprovechar su aspecto de buena persona para para personalizar el "cambio tranquilo". El cambio de sastre ha supuesto una talla menos en sus chaquetas y unas sencillas hombreras que ensanchan su figura cuando sube a una tribuna. Otro problema, el de las cejas en pico que endurecían su mirada, se suavizó cambiando la orientación de su peinado. Ahora luce raya a un lado y dicen que es obra de Llongueras. Zapatero está físicamente actualizado o al menos así lo entienden sus asesores de imagen. Las espesas canas de González (que empezaron por las ptillas como le pasó a Menem) ya no recuerdan nada bueno ni en su partido.
Peor trabajo hicieron con el portavoz parlamentario, Jesús Caldera . Queriendo quitarle años le han aplastado el volumen de su rizada cabellera sustituyéndola por un aspecto a lo Antonio Banderas, también obra, según parece, del equipo Llongueras. Las gafas tampoco parecían adecuadas. Ahora lleva unas que casi no se aprecian. Pero eso no le impedirá leer bien las fichas temáticas editadas en la factoría Ferraz para que nadie se olvide de cómo hay que criticar a Aznar ("arrogante, cicatero, centralista y cansado") o cómo encumbrar a Zapatero ("optimista, alegre, humanista y cálido").
José Blanco tampoco quiso quedarse atrás. Las barbas traen demasiados recuerdos entre los socialistas. La operación Blanco se centró en rasurarle dejando al descubierto el cutis que garantiza mayor dulzura en la sonrisa, cuando se sonríe. Ahora Blanco organiza su partido con renovado espíritu, quizá para que el votante olvide otra operación –menos estética– que desarrolló en el seno de su partido en el País Vasco apartando de la escena política a Nicolás Redondo Terreros y poniendo de sustituto a Patxi López, mucho más moderno.
Más sutil pero también apreciable es el cambio de Jordi Sevilla , el encargado del sector económico en el partido. También han retocado su peinado aunque muy levemente porque queda claro que lo suyo no son precisamente las reformas. Al menos la del IRPF, que no agradó a borrellistas y guerristas, y quedó en agua de borrajas. O la del paro, que llaman "alternativa al decretazo". Los pasos van por parecido camino al de la Renta. Su propuesta de más funcionarios en el INEM y planes personales para cada parado no parece tener demasiados demasiados entusistas. Pero no podía escapar a la revolución estética.
Una potente página web repleta de imágenes de Zapatero advierte de la intención del partido con este viraje estético. Bien claro, y en color rojo, destaca: “Objetivo 2004: Proceso de elección de candidato-a del PSOE a la Presidencia del Gobierno de la Nación” . El doble género del sustantivo, tan usado ahora por los políticos, refleja la intención de Zapatero de no parecer el único candidato sino uno más en ese proceso de Primarias que contraponen al “dedazo” sucesorio del PP. La democracia paritaria del PSOE está presente hasta (o sólo) en la imaginación.