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(02-2007) El catedrático González Casanova equipara a ETA y el PP en un artículo en la edición catalana de El País

Ilustrado por una viñeta que presenta los anagramas del PP y de ETA comidos por los gusanos, el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona José Antonio González Casanova publica en la edición catalana de El País un revelador artículo titulado "ETA y PP, la pareja suicida". La tesis es la equiparación, la idea de que el Partido Popular y la banda terrorista se necesitan y se complementan. "Ambos polos del antisistema democrático", les llama el catedrático. Tanto les identifica que acaba clamando por vencerlos.

Otegi propone la anexión de Navarra y el Gobierno dice que es nuevo

Ilustrado por una viñeta que presenta los anagramas del PP y de ETA comidos por los gusanos, el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona José Antonio González Casanova publica en la edición catalana de El País un revelador artículo titulado "ETA y PP, la pareja suicida". La tesis es la equiparación, la idea de que el Partido Popular y la banda terrorista se necesitan y se complementan. "Ambos polos del antisistema democrático", les llama el catedrático. Tanto les identifica que acaba clamando por vencerlos.  Otegi propone la anexión de Navarra y el Gobierno dice que es nuevo
(Libertad Digital) El artículo lo ha publicado El País en su edición de Cataluña. El catedrático de Derecho Constitucional de la universidad de Barcelona no se anda con rodeos al identificar al Partido Popular con la banda terrorista ETA. Resulta difícil elegir la frase que mejor resuma la intención del jurista ya que todo el artículo está plagado de ellas.
 
Queda claro desde el inicio:
  • En estos días hemos asistido al suicidio político de ambos polos del antisistema democrático, emparejados en ser derechas extremas, pues les une idéntica mentalidad totalitaria, so capa en el PP de falso afán liberal y, en ETA, de nacionalismo.
La equiparación de los terroristas con el segundo partido más votado en España pasa por un particular repaso histórico en el que el autor considera que la alianza entre liberales y carlistas es un ejemplo de cómo esos "polos" siempre han tenido en común la idea de acabar con gobiernos legítimos. El párrafo siguiente lo ilustra a la perfección:
  • Su emparejamiento objetivo frente al actual Estado social y democrático de derecho denuncia su aparente enemistad radical, que ya no engaña a nadie, pues a los grupos políticos, como a las personas, hay que juzgarlos por lo que hacen y no por lo que dicen. Si liberales y carlistas impidieron la democracia española durante el siglo XIX y, unidos al golpista Franco, la erradicaron en el XX por las armas, ahora sus respectivos herederos mentales siguen apoyándose mutuamente en su feroz combate contra el Gobierno legítimo y electo de la ciudadanía.
Para el autor, el suicidio del PP se evidencia, por ejemplo, en que este partido culpa del atentado de la T-4 o de la masacre del 11-M a Zapatero porque saben, según González Casanova, que no volverán a ganar unas elecciones.
 

Titular del artículo en la edición catalana de El País

 
Para el catedrático, ETA prefiere al Partido Popular, que califica de neofranquista, para poder poner en práctica la clásica espiral terrorista de acción-represión-acción que, en opinión de González Casanova, no es posible con las tesis de paz y diálogo de Zapatero y con la ayuda del "leal Josu Imaz". Por todo ello, el autor llega a decir que los terroristas apoyan al PP. Así presenta este sorprendente razonamiento el catedrático de Derecho Constitucional:
  • Su Gobierno español ideal [el de ETA] es el neofranquista, dispuesto a responder incluso con el Ejército y sin diálogo político alguno con el nacionalismo vasco, incluido el PNV. Su mayor adversario es el Gobierno actual, firme frente a la violencia, de acuerdo con el leal Josu Imaz y dispuesto al diálogo con Batasuna si ésta se distancia de ETA. De ahí el apoyo etarra al PP para que expulse al ZP dialogante con la minoría social independentista, ya que puede integrarla de nuevo en la política democrática (como es el caso de ERC) dejando a ETA sin soporte popular. Ciertamente, Rajoy cumple a la perfección el papel que de él espera la banda.
De Mariano Rajoy no duda en decir que se convierte en portavoz proetarra refiriéndose a la ocasión en la que el presidente del PP puso a Zapatero contra las cuerdas al decir que si ETA mata será culpa del Gobierno y si deja de matar será porque se ha cedido. El líder popular pronunció estas palabras en el Pleno del Congreso tras el atentado de la T-4 resumiendo perfectamente lo que supone en la actualidad la política antiterrorista del gabinete Zapatero.
 
Pero para el articulista de la edición catalana de El País, Rajoy proyecta en Zapatero "su propia alianza de intenciones con ETA, según la táctica neocon de calumniar sin descanso hasta que su mentira sea verdad para los futuros electores".
 
El ataque más feroz llega cuando este catedrático interpreta las intenciones del líder del principal partido de la oposición partiendo de la base de los atentados de marzo:
  • Sólo le falta acudir, como hizo en el caso del 11-M, a otro descomunal embuste: si Zapatero pactó con ETA el atentado de Atocha para impedir la victoria electoral de Rajoy, ahora habría pactado el de Barajas para suspender el proceso de paz (apetitosa carne donde quiere hincar sus fauces el PP) hasta después de las elecciones de 2008, y de ese modo librarse en el interregno del acoso de su rival.
Tras tanta deducción llega la conclusión, todo un ejemplo de cómo este catedrático debe enseñar Derecho Constitucional en la Universidad de Barcelona. El final feliz de la historia es, para González Casanova la desaparición de ETA junto al PP, como enemigos igualmente letales para la sociedad.
  • ETA perderá su mejor aliado cuando el PP pierda las elecciones. Sin pareja y sin otra respuesta que el pacífico cumplimiento de las leyes y el respeto por las ideas pacíficas de la minoría abertzale, verá a su base social liberarse progresivamente de su tiranía armada. Seguirán en Batasuna escisiones como las de Aralar, hasta que, sin apoyos, ETA rinda las armas. Toda la historia etarra es una lenta paranoia suicida, pero su final es inevitable y está próximo. Los demócratas acabaremos venciendo a nuestros dos enemigos parejos más antiguos y tercos.

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