En cuanto al conflicto del Sáhara, ha incidido en que en la relación con Marruecos "están implicados los intereses de España", aunque ha pedido al país africano "la máxima transparencia a la hora de informar". Asimismo, ha resaltado la posición de "prudencia" del Gobierno, a la espera de conocer los hechos sobre los que, "antes o después", se tendrá un "relato fiable".
En este asunto sigue tirando balones fuera. No habla del proceso de descolonización inconcluso, ni de las responsabilidades de España como potencia administradora. Lo que sí hace es negar sus declaraciones del pasado 12 de noviembre en las que dijo que los intereses de España deberían prevalecer ante los principios. En declaraciones a El País afirma: "No esa declaración no es mía".
Textual del día 12 de noviembre: "Los intereses de España es lo que el Gobierno tiene que poner por delante".
En una larga respuesta sobre Marruecos, Zapatero insiste en que se trata de una relación de amistad absolutamente prioritaria para España, "una relación de confianza y sinceridad" que le permiten, "decir a Marruecos lo que estimemos oportuno". En cambio, sobre la polémica con los periodistas, dice que "se han cometido errores en alguna publicación española con imágenes", aunque no lo considera "argumento para que no se dé la información adecuada".
Insiste en la "posición de prudencia" en esta crisis. "Debo recordar a la sociedad española que Marruecos es un colaborador activo en la prevención y en la lucha contra amenazs serias que afectan a nuestra seguridad", dice."Es un colaborador activo y serio, más allá del problema del Sáhara", sentencia.
Cuestionado por la postura adoptada ante el asalto marroquí, Zapatero ha manifestado que la postura de España no dista de la mantenida por la comunidad internacional, los países democráticos y Naciones Unidas. Se refiere a su postura de "lamento" y no de "condena" de lo sucedido.
"Sorprende que esto no se entienda", ha asegurado Zapatero quien reitera durante la entrevista que desde su llegada al Gobierno, en 2004, ha mantenido la capacidad de interlocución y de dialogo con las dos partes, "cosa que no ha sido fácil en periodos anteriores".
"Hay una parte más débil y una parte más fuerte en torno al conflicto del Sáhara. Pero un Gobierno, con toda la información de la que dispone, tiene que hacer política pensando en el día siguiente. ¿Qué nos interesa? ¿Qué es lo mejor para el pueblo saharaui? Que se acabe esta historia de conflicto y se llegue a un acuerdo".
Por último, ha aplazado "de momento" la puesta en marcha de la ley de libertad religiosa, al entender que se trata de un tema que "va a generar un gran debate social", pero que no afecta a "los derechos individuales" con la ley de igualdad o de interrupción voluntaria del embarazo, por lo que "no tiene esa urgencia".